Se dice que la mayoría de las artes marciales especializadas en un
tipo de armas o un tipo de técnicas a mano desnuda (sin armas). Ahora bien, hay
quien señala que los “sistemas con armas” incluyen como armas principales:
·
El arco.
·
La lanza.
·
La espada.
·
Los bastones de diferentes
longitudes, grosores y materiales.
Existen asimismo múltiples armas secundarias como
cadenas, mazas, hachas y cuchillos.
En la religión cristiana-católica, la lanza y los
bastones podrían ser considerados maléficos al ser las armas junto con el
látigo[1]
con las que se le torturó y mató a Jesucristo.
Por otra parte, los historiadores de las artes
marciales tienen una localización cultural en el Lejano Oriente. El propósito
de este post es reubicar (a propósito del carácter global de la lucha) nuestras
letras en un horizonte cultural más cercano, aunque temporalmente mucho más
lejano. En ese sentido consideramos a la tribu chichimeca de Mesoamérica como Los Mejores Arqueros del Mundo (Le
Clezio).
Así, Idda Appendini y Silvio Zavala en una
investigación en torno al tema con las referencias de Levene, Morley, Pericot,
Radin, Toscano, Weinart y Wissler señalan que los chichimecas o “pueblos
bárbaros” influyeron en sus invasiones en el desmoronamiento de la unidad
Teotihuacana y en la caída del Imperio Viejo de los Mayas. Atacaron también a
los mixtecos, tarascos y nahoas. Los chichimecas se mezclaron con pueblos
vencidos. Después de la caída de Tollán apareiceron sieto tribus nahuatlacas o
tolteco-chichimecas que hablaban la lengua náhuatl, y que lograron establecerse
en el Valle de México. Formaron varios reinos importantes. Desde mediados del
siglo XIV hasta el primer tercio del siglo XV se destacó entre ellos el reino
Tepaneca, el cual logró vencer al reino de Texcoco, patria de Netzahualcóyot.
Musacchio es mucho más preciso en la investigación en torno a los chichimecas:
nombre que recibian durante la colonia los indios nómadas del norte del país.
El significado del término: linaje de perros. De acuerdo con fray Bernardino de
Sahagún, había unos chichimecas “auténticos”. Una parte de éstos, de filiación nahoa, se
habría desplazado desde California y Arizona al centro de México en los siglos
XII y XIII. Se cree que los señoríos de Tenayuca, Azcapotzalco, Tlaxcala y
Texcoco eran chichimecas. Se supone que en el centro del país se sometieron a
un amplio mestizaje, que se incrementó cuando los tenochcas emergieron como la
etnia dominante, lo que también marcó la declinación de los chichimecas.
Posteriormente se asentaron en el actual estado de Guanajuato, Qro. Y SLP. Su
idoma pertenece al grupo otomangue, tronco otopame, familia pamejonaz. Jean
Marie Gustave Le Clezio ha sido mucho más enfático en la capacidad de los
chichimecas para las armas, en concreto el arco, al considerarlos “los mejores
arqueros del mundo”:
Lo que impresiona en estos primeros retratos de los bárbaros, es el
salvajismo de esta sociedad guerrera. Los jóvenes viven desnudos y muy pronto
participan en la caza y en la guerra. Lo que impresiona en estos primeros
retratos de los bárbaros, es el salvajismo de esta sociedad guerrera. Los
jóvenes viven desnudos y muy pronto participan en la caza y en la guerra, en el
manejo de armas. La destreza de los pueblos bárbaros causó asombro en los
españoles. En manos de los chichimecas esa arma arcaica hecha de materiales
primitivos (mecate, puntas de flecha de obsidiana) podía rivalizar con las
armas perfeccionadas de los españoles: arcabuces, ballestas de cremallera y
cañones. En realidad, en los siglos XVI y XVII, el arco chichimeca alcanza una
perfección inigualada, como lo señalaron Kirchoff y Dávila Aguirre: la flecha
esta compuesta de un asta de carrizo, ligera y recta, en la cual está fijada el
anteasta de madera dura, que tiene la punta de piedra dentada sujeta por medio
de tendones (con frecuencia extraídos ritualmente de la espalda de las víctimas
humanas) y de un pegamento extraido de la raíz de las orquídeas silvestres (el
chahutle). La cuerda de fibra se fija al final, para evitar que se deforme[2]. La Fuerza y destreza
de los arqueros es sorprendente, Ciudad Real dice que “Son tan disestros para
tirar, que antes de que la flecha pegue en el blanco, otra ha salido del arco,
y otra, y otra, y otra. Y son tan diestros y tienen tan buena puntería, que si
apuntan al ojo y tocan el párpado, dicen que es un mal tiro.” El poder del arco
que manejan los chichimecas, así como su fabricación, tienen algo de sagrado.
El mismo agrega:
Todos los chichimecas, hombres y mujeres y niños, son gente de
guerra, pues todos se ayudan para hacer la munición y flechería, y es cosa de
muy notar que cada nación de los chichimecas se diferencia en las flechas, en
la forma y marca que les echan, de suerte que asi como difieren en las lenguas
así difieren en la flechería; los primeros y segundos tiros, y aun los terceros
del chichime, van con tanta fuerza que cuando hacen la operación que un
arcabuz, porque pasan con una flecha una res vacuna, de parte a parte y e han
visto pasar cuatro dobleces de cota malla y cocerle a un soldado el muslo por
entreambos arzones.
La fuerza del arco chichimeca es tan temible, que en las guerras de
Nayarit los guerreros bárbaros (coras y tecuales) podían burlarse de las armas
de fuego de los españols “que muchas veces son como el cohete, que no causan
otro estrago más que el estruendo…” (Ortega). El uso de los venenos vegetales,
conocidos en todo el norte y noroeste de México, hacía todavía mas temible esta
arma. En los caminos de los enemigos instalaban trampas envenenadas: “Y eran grandes conocedores de muchas hierbas
y raíces, y de sus virtudes, y calidades, y de las muy ponzoñosas con que se
morían luego las gentes…” (Sahagún).
[1] J.J.
Benitez tras tener acceso a documentos confidenciales establece que fue posible
distinguir por lo menos 225 “puntos calientes” correspondientes a otros tantos
impactos, provocados por los flagrum.
Se trata de una auténtica “guía de la flagelación” de espalda y hombros: 54
impactos, cintura y riñones (29); vientre (6), pecho (14), pierna derecha (zona
dorsal, 18), pierna izquierda (zona dorsal, 22), pierna derecha (zona frontal,
19), pierna izquierda (zona frontal, 11), brazo derecho (ambas caras, 20),
brazo izquierdo (ambas caras 14), oídos
(un impacto en cada lado), testículos (2) y nalgas 14 impactos.
[2] James
Ohio Pattie, prisionero de los apaches en 1825, hizo la misma descripción de
las flechas de los indios: “Las flechas de los apaches tienen tres pies de largo
y están hechas de carrizo o de junco, en el cual clavan un pedazo de madera
dura con una punta de piedra, de fierro o de hueso. Utilizan esta arma con tal
fuerza, que a trescientos pasos de distancia pueden traspasar a un hombre.
Cuando se trata de extraer la flecha de la herida, el pedazo de madera se
desprende y la punta queda en la herida (John Upton Terrel).