14.6.24

Los Mejores Arqueros del Mundo (Tribu Chichimeca).

 

Se dice que la mayoría  de las artes marciales especializadas en un tipo de armas o un tipo de técnicas a mano desnuda (sin armas). Ahora bien, hay quien señala que los “sistemas con armas” incluyen como armas principales:

·         El arco.

·         La lanza.

·         La espada.

·         Los bastones de diferentes longitudes, grosores y materiales.

Existen asimismo múltiples armas secundarias como cadenas, mazas, hachas y cuchillos.

En la religión cristiana-católica, la lanza y los bastones podrían ser considerados maléficos al ser las armas junto con el látigo[1] con las que se le torturó y mató a Jesucristo.

Por otra parte, los historiadores de las artes marciales tienen una localización cultural en el Lejano Oriente. El propósito de este post es reubicar (a propósito del carácter global de la lucha) nuestras letras en un horizonte cultural más cercano, aunque temporalmente mucho más lejano. En ese sentido consideramos a la tribu chichimeca de Mesoamérica como Los Mejores Arqueros del Mundo (Le Clezio).

Así, Idda Appendini y Silvio Zavala en una investigación en torno al tema con las referencias de Levene, Morley, Pericot, Radin, Toscano, Weinart y Wissler señalan que los chichimecas o “pueblos bárbaros” influyeron en sus invasiones en el desmoronamiento de la unidad Teotihuacana y en la caída del Imperio Viejo de los Mayas. Atacaron también a los mixtecos, tarascos y nahoas. Los chichimecas se mezclaron con pueblos vencidos. Después de la caída de Tollán apareiceron sieto tribus nahuatlacas o tolteco-chichimecas que hablaban la lengua náhuatl, y que lograron establecerse en el Valle de México. Formaron varios reinos importantes. Desde mediados del siglo XIV hasta el primer tercio del siglo XV se destacó entre ellos el reino Tepaneca, el cual logró vencer al reino de Texcoco, patria de Netzahualcóyot. Musacchio es mucho más preciso en la investigación en torno a los chichimecas: nombre que recibian durante la colonia los indios nómadas del norte del país. El significado del término: linaje de perros. De acuerdo con fray Bernardino de Sahagún, había unos chichimecas “auténticos”.  Una parte de éstos, de filiación nahoa, se habría desplazado desde California y Arizona al centro de México en los siglos XII y XIII. Se cree que los señoríos de Tenayuca, Azcapotzalco, Tlaxcala y Texcoco eran chichimecas. Se supone que en el centro del país se sometieron a un amplio mestizaje, que se incrementó cuando los tenochcas emergieron como la etnia dominante, lo que también marcó la declinación de los chichimecas. Posteriormente se asentaron en el actual estado de Guanajuato, Qro. Y SLP. Su idoma pertenece al grupo otomangue, tronco otopame, familia pamejonaz. Jean Marie Gustave Le Clezio ha sido mucho más enfático en la capacidad de los chichimecas para las armas, en concreto el arco, al considerarlos “los mejores arqueros del mundo”:

Lo que impresiona en estos primeros retratos de los bárbaros, es el salvajismo de esta sociedad guerrera. Los jóvenes viven desnudos y muy pronto participan en la caza y en la guerra. Lo que impresiona en estos primeros retratos de los bárbaros, es el salvajismo de esta sociedad guerrera. Los jóvenes viven desnudos y muy pronto participan en la caza y en la guerra, en el manejo de armas. La destreza de los pueblos bárbaros causó asombro en los españoles. En manos de los chichimecas esa arma arcaica hecha de materiales primitivos (mecate, puntas de flecha de obsidiana) podía rivalizar con las armas perfeccionadas de los españoles: arcabuces, ballestas de cremallera y cañones. En realidad, en los siglos XVI y XVII, el arco chichimeca alcanza una perfección inigualada, como lo señalaron Kirchoff y Dávila Aguirre: la flecha esta compuesta de un asta de carrizo, ligera y recta, en la cual está fijada el anteasta de madera dura, que tiene la punta de piedra dentada sujeta por medio de tendones (con frecuencia extraídos ritualmente de la espalda de las víctimas humanas) y de un pegamento extraido de la raíz de las orquídeas silvestres (el chahutle). La cuerda de fibra se fija al final, para evitar que se deforme[2]. La Fuerza y destreza de los arqueros es sorprendente, Ciudad Real dice que “Son tan disestros para tirar, que antes de que la flecha pegue en el blanco, otra ha salido del arco, y otra, y otra, y otra. Y son tan diestros y tienen tan buena puntería, que si apuntan al ojo y tocan el párpado, dicen que es un mal tiro.” El poder del arco que manejan los chichimecas, así como su fabricación, tienen algo de sagrado. El mismo agrega:

Todos los chichimecas, hombres y mujeres y niños, son gente de guerra, pues todos se ayudan para hacer la munición y flechería, y es cosa de muy notar que cada nación de los chichimecas se diferencia en las flechas, en la forma y marca que les echan, de suerte que asi como difieren en las lenguas así difieren en la flechería; los primeros y segundos tiros, y aun los terceros del chichime, van con tanta fuerza que cuando hacen la operación que un arcabuz, porque pasan con una flecha una res vacuna, de parte a parte y e han visto pasar cuatro dobleces de cota malla y cocerle a un soldado el muslo por entreambos arzones.

La fuerza del arco chichimeca es tan temible, que en las guerras de Nayarit los guerreros bárbaros (coras y tecuales) podían burlarse de las armas de fuego de los españols “que muchas veces son como el cohete, que no causan otro estrago más que el estruendo…” (Ortega). El uso de los venenos vegetales, conocidos en todo el norte y noroeste de México, hacía todavía mas temible esta arma. En los caminos de los enemigos instalaban trampas envenenadas:  “Y eran grandes conocedores de muchas hierbas y raíces, y de sus virtudes, y calidades, y de las muy ponzoñosas con que se morían luego las gentes…” (Sahagún).

 

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[1] J.J. Benitez tras tener acceso a documentos confidenciales establece que fue posible distinguir por lo menos 225 “puntos calientes” correspondientes a otros tantos impactos, provocados por los flagrum. Se trata de una auténtica “guía de la flagelación” de espalda y hombros: 54 impactos, cintura y riñones (29); vientre (6), pecho (14), pierna derecha (zona dorsal, 18), pierna izquierda (zona dorsal, 22), pierna derecha (zona frontal, 19), pierna izquierda (zona frontal, 11), brazo derecho (ambas caras, 20), brazo izquierdo (ambas caras 14),  oídos (un impacto en cada lado), testículos (2) y nalgas 14 impactos.

[2] James Ohio Pattie, prisionero de los apaches en 1825, hizo la misma descripción de las flechas de los indios: “Las flechas de los apaches tienen tres pies de largo y están hechas de carrizo o de junco, en el cual clavan un pedazo de madera dura con una punta de piedra, de fierro o de hueso. Utilizan esta arma con tal fuerza, que a trescientos pasos de distancia pueden traspasar a un hombre. Cuando se trata de extraer la flecha de la herida, el pedazo de madera se desprende y la punta queda en la herida (John Upton Terrel).