En torno a la Independencia de América, la libertad de los Mares y el uso del Arcabuz-Mosquete como arma(s) de fuego en un momento histórico determinante ¿El patriota?
The Gael-El último de los Mohicanos (Tema del film)
El objetivo de este texto es tratar de entender la noción del "patriota" norteamericano a partir de su momento inicial en la historia, es decir, a partir de la consumación de la Independencia. En ese sentido llama poderosamente la atención las armas de fuego que utilizaron los independentistas, en este caso el "mosquete". La crónica del conflicto se da a nivel enciclopédico y no por medio de un ensayo académico (sin mucho rigor).
A manera de Introducción:
Bowling Columbine “Breve Historia de los EE.UU”. Michael Moore (Director). Érase una vez en europa unas personas que se hacían llamar peregrinos y se embarcaron hacia el nuevo mundo donde no volverían a pasar miedo nunca más pero cuando llegaron a tierra los recibieron los apaches y se cargaron a todos… se podría pensar que cuando se encontraran con toda una raza de gente los calmarían pero no!!! Luego empezaron a sentir miedo unos de otros… se acusaron de brujas y las quemaron. En 1775 empezaron a pelear contra los británicos para liberarse pero siguieron sin sentirse seguros y aprobaron una segunda enmienda en la cual todos los hombres blancos podrían conservar su arma, lo que nos lleva a la genial idea de la esclavitud. En aquél tiempo los americanos fueron a África y trajeron muchos negros al continente americano para trabajar (sin ganar nada) Eso convirtió a EE.UU en el país más rico del mundo y la población negra superó a los hombres blancos y se rebelaron cortando la cabeza de sus amos. En el momento crítico apareció Samuel Colt quien en 1853 inventó la primera arma que se podía disparar. Después los esclavos fueron libres. El KKK y la KNR. 1955 una mujer negra infringió la ley negándose a viajar en la parte de atrás del autobús.
La guerra con Inglaterra y la independencia de los Estdos Unjidos.
FRANCIA FIRMA UNA ALIANZA CON LOS ESTADOS UNIDOS.
Mientras tenían lugar estos acontecimientos (..), Franklin concertó con Vergennes, en París, una alianza entre Estados Unidos y Francia. Vergennes era decidido patridario de ella, pero deseaba que se adhiriera España. Hostil a Inglaterra y deseosa de obtener el apoyo de Francia para librarse de la presencia de los ingleses en Gibraltar y aumentar todavía más sus posesiones en América del Norte, España veía con satisfacción un pacto con Francia, pero por otra parte no deseaba favorecer la independencia de las colonias de América, cuyas repercusiones temía en su imperio.
En estas condiciones, las negociaciones con el gobierno de Carlos III se paralizazn, pero Vergennes no se desanima. La guerra al lado de América no sólo es el medio de abatir el poderío marítimo de Inglaterra, sino que también puede encauzar el comercio ultramarino hacia Francia, restaurar la Hacienda, dar al país la categoría de primera potencia martítima y devolver a la monarquía su prestigio ante la opinión.
En 1778, y sin esperar la adhesión de España, Vergennes firma con Franklin dos trtados: uno de amistad y comercio que establece entre las dos naciones una paz perpetua, la libertad de navegación y de comercio, el trato de nación más favorecida y la apertura a los americanos de puertos francos en las Antillas; y otro de alianza defensiva por el cual Francia garantiza la independencia de los Estados Unidos.
La respuesta de Inglaterra no se hizo esperar, y sin previa declaración de guerra rompió las hostilidades contra Francia.
A cambio de la promesa formulada por Vergennes en 1779, de ayudarla a recuperar Gibraltar, Menorca y la Florida, España se adhirió a la alianza contra Inglaterra mediante el convenio de Aranjuez, pero sin aceptar par sí otra obligación.
FRANCIA SE PROCLAMA DEFENSORA DE LA LIBERTAD DE NAVEGACIÓN.
Inglaterra dio comienzo a la guerra organizando contra sus antiguas colonias un riguroso bloqueo marítimo, y a fin de impedir que los neutrales lo invalidasen, anunció su decisión de registrar los navíos de cualquier nacionalidad, so pretexto de asegurarse de que no llevasen marinos ingleses en sus tripulacions.
Francia respondió proclamando la absoluta libertad de navegación de los neutrales y se erigió en su defensora frente a la política de hegemonía que únicamente llevaba a efecto Inglaterra. Por otra parte, Catalina II, deseosa de lograr para Rusia un pueto dirigente en el concierto de las potencias, imitó a Francia y se puso al frente de una liga de neutralidad armada para la defensa de la libertad de los mares.
Así como el imperialismo dinástico de Luis XIV había agrupado contra él, un siglo antes, a todos los países europeos amenazados en su independencia o en su integridad territorial, el imperialismo martítimo de Inglaterra sirvió para que se unieran a la liga armada todos los estados neutrales cuyos intereses económicos amenazaban, y que eran Prusia, las pPrivincias Unidas, Dinamarca, Suecia, Austria, Portugal y el reino de las Dos Sicilias.
Ingalterra respondió delcarando la guerra a las Provincias Unidas (1780), y entonces Francia, España y Holanda se coligaron contra la supremacía naval inglesa.
PROYECTO DE INVASIÓN DE INGLATERRA.
La alianza de Francia y España -tercera potencia naval durante el reinado de Carlos III- unió contra Ingalaterra una coalición marítima digna de medirse con ella. Tanto en Francia como en España, la opinión pública reclamaba que se terminase con la "inflada grandeza" de Ingalterra -como decía La Fayette- desembarcando en la isla un potente ejército que ocupase Londres.
Vergennes se daba cuenta e las dificultades que entrañaba semejante proyecto, insistentemente preconizado por el gobierno español, a la vez que estaba convencido de que la partida se jugaría en América. Pero cedió ante la correiente de opinión y fue planeada una operación que preveía el transporte de 40 mil hombres y 400 barcos escoltados por olas escuadras francesa y española, cuya numerosa flota se concentraría en julio en la Mancha. Pero el encuentro de las escuadras se efectuó con dos meses de retraso, y la costa inglesa no fue abordada -y ademas sin éxito- hasta septiembre.
La invasión quedó aplazada para la primavera, pero no se acometería jamás.
LA GUERRA DE AMÉRICA.
Al revelarse como empresa imposible la destrucción de Inglaterra, Francia volvió a pensar en América y envió al nuevo continente, en 1780, para ayudar a los "insurgentes", un cuerpo de 6,000 hombres mandado pór Rochembeau, en tanto que un ejército franco-español ponía sitio a Gibraltar, que resistió victoriosamente.
Aquella primera guerra mundial, que se desarrollaba en el mar, exigía que Francia no se dejase llevar por preocupaciones de hegemonía continental.
Así pues, Vergennes no quiso ir más adelante en la alianza austriaca y rechazó las indicaciones de María Teresa y de José II, que le proponían poner a Turquía bajo la protección de Francia y Austria, como también la oferta de cederle una parte de Bélgica si intervenía al lado de Austria contra Prusia, que quería anexarse Baviera (1778).
Su política continental fue una constante política de paz: en 1777 firmó un tratado con la Confederación suiza que autorizaba al rey de Francia a reclutar allí en cualquier momento 6,000 mercenarios, y reconocía a Suiza un estatuto de neutralidad perpetua, postura que servía a Francia de muro de contención contra Austria. Además, sus tentativas para poner paz entre Rusia y Turquía obligaron a la corte de Viena -amenazada por la interveción Rusa- a firmar la paz de Teschen(1779) Con Prusia, contra la cual había entrado en lucha para asegurarse la posesión de Baviera. Asegurada la paz en el continente, Francia podía lanzarse contra Inglaterra.
NECKER INTENTA ADOPTAR LA POLÍTICA INTERIOR FRANCESA A SU PLAN INTERNACIONAL.
Pero esta guerra, con la que el gobierno francés creía restablecer su Hacienda, le obligaba a hacer frente a enormes gastos. Como los Estados Unidos no poseían banca, dinero ni crédito, Francia se vio precisada a auxiliarles aprobando un emprésito de 12 millones y garantizando además el préstamo de 10 millones que les concedía Holanda. De este modo, el presupuesto de guerra de Francia, fijado al principio en 100 millones, llegó a alcanzar los 160 millones, es decir, cerca de la mitad de sus rentas.
Por consiguiente, Francia estaba en visperas de la bancarrota, y para posibilitar el esfuerzo tributario que se imponia, Necker quiso -como había intentado Turgot- asociar la nación al gobierno del país. Recordando el fracaso de Turgot en su proyecto de constituir los Estados provinciales por elección, Necker no adoptó su táctica, sino que la atenuó, y en 1778 reunió en Berry y en Guyena asambleas de notables -nobles ilustrados, grandes propietarios, obispos y religiosos- para interesar su adhesión a una política que sometiese a la nobleza y al clero a la contribución territorial.
las asambleas se mostraron comprensivas y propusieron una reforma consistentemente en abolir las prestaciones personales y en sustituirlas por un impuesto monetario.
Pero inmediatamente se opusieron las claes privilegiadas, remiendo que Francia se lanzasae a la política de reformas. La nobleza se puso resueltamente en contra de la abolición de prestaciones, y el clero -a fin de cortar cualquier tentativa de obligarle a la contribución territorial- se reunió en asamblea y acordó una donación voluntaria al Estado de 30 millones de libras, exigiendo, en compensasión, la renuncia a toda política de tolerancia, tanto en el orden religioso como en el de teorías filosóficas.
Ante esta oposición, que venía a agravar la crissi interior, Necker desistió de convocar más asambleas provinciales de notables. Su moderación no servía para nada y la conjura de elementos reaccionarios que se había formado gobernando Turgot se reorganizó en su contra. Entretanto, la Hacienda estaba cada vez más agobiada de deudas a causa de la guerra y los emprésitos alcanzaban 450 millones. Llegada la situación a este punto, en vez de sostenerle en sus proyectos de reforma Maurepas descargó la responsabilidad e la situación sobre su ministro de Hacienda y acusó a Necker de causar la ruina de Francia, que respondió publicando Redención de cuentas al rey, es decir, un presupuesto general del reino. Las cuentas revelaban que las pensiones devengadas por los cortesanos ascendían en plena guerra a 25 millones, lo que provocó enorme sensación en el país. Sin embargo, la publicidad dada al presupuesto restableció la confianza y fueron suscritos varios emprésitos por valor de 100 millones.
Era un indiscutible éxito para el inspector general de Hacienda, quien lo utilizó en favor de su idea de reunir en todo el país assambleas de notables. Pero la corte no le perdonaba el haber revelado la crifra de las pensiones, y Maurepas, convirtiéndose en su instrumento, se opuso al proyecto de Necker y anunció la oposición de los Parlamentos. El rey, temeroso de que resurgiera la oposición parlamentaria e imposibilitado de sustraerse a la influencia de la corte, cedió una vez más y se negó a suscribir la convoctaroria de notables, ante lo cual Necker hubo de retirarse (1781). Y mientras Francia desembarcaba tropas en América entre el júbilo de la opinión francesa, las clases privilegiadas triunfaban en su oposición a toda reforma política y social.
PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS
El mismo año en que Necker fue destituido, una parte importante del Ejército inglés capitulaba en Yorktown ante las fuerzas americanas apoyadas por el cuerpo expedicionario francés. A pesar de los éxitos que Inglaterra obtuvo en el mar -cierto es que Menorca había caído en manos de los franco-españoles, pero Pondichery y Chandernagor le fueron arrebatadas a Francia-, la opinión inglesa era contraria a la guerra porque dificultaba sus exportaciones y paralizaba su industria.
Si la pobreza económica de los Estados Unidos era extrema, la de España era tal que para hacer frente a los gastos de la guerra el gobierno intervino todos los fondos que tenían laos particulares en los bancos, cuya operación justificó en forma de emprésito forzoso. Asimismo, la situación de Francia, al borde de la bancarrota y amenazada de una grave crisis política, no parecía que le permitiera continuar mucho tiempo sosteniendo contra Ingalterra una guerra agotadora, que para colmo repercutía también en su avance económico. Inglaterra disfrutaba sobre sus adversarios de tal superioridad en riquezas que hubiese podido continuar la guerra hasta que tuvieran que darse por vencidos, más para ello tenía que hacer un esfuerzo tan enorme que no le comensaba. Aunque triunfara militarmente, no podría vencer la resistencia económica de las colonias, y la finalidad de la guerra no era afirmar la supremacía militar o política, sino permitir que la industria inglesa, a la que el maquinismo ofrecía grandes posibilidades, conquistase nuevos mercados. e inclinándose ante la oponión, el miniostro North aceptó la mediación conjunta de Austria y de Rusia, a la que los Estados Unidos habían dado ya acogida favorable pero aunque Inglaterra estaba dispuesta a reconocer la independencia de los Estados Unidos, no aceptaba en cambio que Francia y España obtuviesen ventajas marítimas o coloniales de esta paz. Para esto había que lograr lde los Estados Unidos la firma de una paz por separado, a pesar de los compromisos adquiridos, y para determinarlos a ello Inglaterra no dudó en reconocerles la frontera del Mississipi, el derecho de pesca en aguas territoriales ingelsas del Canadá y la entrega de los americanos que continuaban siéndoles fieles. Sobre estas bases se firmó la paz en noviembre de 1782, confirmada por el tratado de Versalles de 1783, que restablecía la paz general. Francia consevaba en las Antillas las islas de Saint Pierre y Miquelón y adquiría Tabago, que le cedía Ingalterra; recobraba sus factorías de la India y obtenía establecimientos en el Senegal. Inglaterra le concedía, además, el derecho de pesca en aguas de Terranova. Como ventajas directas de la guerra sólo lograba unos ensanchamientos coloniales, pero la guerra arrancó a Inglaterra la independencia de los Estados Unidos, cuyo mercado creía tener asegurado.
España, en cambio, cuyo esfuerzo militar fue mucho menos considerable que el de Francia, recuperó la isla de Menorca y en América el rico territorio de Florida.
Fuentes:
En las Letras: Jacques Pirenne, Julio López Olivan, José Pla y Manuel Tamayo. London Magazine.
Pinturas: A.F. Callet, D. Chodowiecki, Godefroy, James Heat.
Se dice que tras el descubrimiento y la colonización, Europa sólo había recibido de América mucho oro y una expansión territorial inconmensurable pero a partir de la última parte del siglo XVIII, Europa recibió de América algo mucho más trascendente; las ideas. La organización de las trece colonias norteamericanas tras su independencia, abrió las conciencias a nuevos sistemas de gobierno. Comenzaba entonces un período conocido como la revolución de occidente. En Francia, las frustraciones populares de siglos de opresión se convirtieron en una oola de violencia incontenible. El fulgurante paso de Napoleón por la historia demostró que el poder y la gloria no tienen nada que ver con los títulos nobiliarios*...
*Un título nobiliario es un privilegio legal concedido desde la antigüedad, que distingue a los miembros de la nobleza... Según Nicolás Maquiavelo, en su Historia de Florencia, Libro Primero, lo que inició el uso de los títulos que hoy se conocen como nobiliarios, fue que, muerto Justiniano, le sucedió su sobrino Justino II, quien por consejo de su mujer, Sofía, hizo salir de Italia al eunuco Narsés, y en su lugar envió a Longinos, que habitó en Rávena, y dio una nueva organización a Italia: no nombró gobernadores, como habían hecho los godos, que ya estaban fuera de Italia, sino que en todas las ciudades y territorios de alguna importancia puso autoridades a los que llamó 'duques' (dux), y puso a Roma bajo el mando de un duque que enviaban cada año desde Rávena.En Hispania, además de estos, existieron los títulos denominados 'señoríos', y algunos menos conocidos como 'palanca', o los 'infanzones', que en Aragón equivalían a los 'hidalgos' castellanos, pero esto fue posterior.Los títulos nobiliarios tienen, en su mayor parte, carácter hereditario. La sucesión recae en el hijo o hija primogénito del anterior poseedor y su uso se extiende a los consortes legítimos y a los cónyuges viudos mientras no contraigan nuevas nupcias.En la mayoría de los países que mantienen una legislación nobiliaria en vigor, como España o Reino Unido, los títulos no pueden ser objeto de transacciones comerciales y su uso indebido o usurpación están penalizados por la Ley.
Los colonizadores de lo que hoy es territorio norteamericano, especialmente franceses e ingleses no llevaban consigo instrucciones precisas al pisar el Nuevo Continente de parte de sus respectivos monarcas. No había claridad acerca de los procedimientos que deberían tener en cuenta para el establecimiento de colonias en el inmenso y virginal espacio.
A juzgar por los documentos de la época los ingleses en un principio no se sentían especialmente conmovidos por la importancia de sus posesiones a este lado del mar. Según un estudioso del proceso, el monarca inglés que otorgaba o regalaba directamente grandes porciones del suelo norteamericano, lo hacía con la duda de si en realidad estaba beneficiando al receptor del regalo o si en cambio lo estaba haciendo propietario de un inmenso dolor de cabeza.
El primer intento de coloniozación de esta parte del continente fue realizado por el inglés Walter Raleigh quien fundó la primera colonia que fue la de Virginia en 1584, aunque la tentativa no fue exitosa, marcó el inicio del movimiento coonizador. A este intento sucede el de conceder tierras a compañías y magnates que serán conocidos como propietarios, la concesión era otrgada a cambio de la participación de la corona inglesa en los beneficios que en el futuro se obtuvieron de la explotación de las tierras.
La monarquía se reservó en los territorios así concedidos el derecho de fiscalizar el desarrollo de las colonias a través de un gobiernador revestido de atribuciones a decir verdad bastante imprecisas, lo que trajo como consecuencia el establecimiento de una gran variedad de formas de gobierno. Por los mismos días de la etapa colonizadora, Inglaterra pasaba por un período de intensa agitación producto de la revolución interna y la polémica religiosa. Es la época de la guerra del parlamento, de la ejecución de Carlo I, de la conversión de Jacbo II al catolicismo y por encima de todo del movimiento revolucionario que derrumbó definitivamente la dinastía de los Estuardo.
La consecuencia obvia de estas convulsiones interiores fue la de la partida hacia América de todos aquellos que se encontraban en desacuerdo con los resultados de los diferentes movimientos así como de los vencidos en los mismos. Esta avalancha de inmigrantes está compuesta en5tonces por partidarios de la monarquía y republicanos, por católicos y también por protestantes. De esta manera para la época en que se inicia la gestación del movimiento independentista los estaclecimientos ingleses en América eran trece, independientes unos de otros, ubicados en la costa del Atlántico y con límites intdeterminados hacia el interior.
El dominio de Norteamérica, como ya había sido insinuado, era compartido en una buena proporción por los franceses quienes se habían hecho al dominio de lo que hoy es Canadá, la región de los grandes lagos, el recorrido completo del Missisippi hasta su desembocadura en el golfo de México conformado entre los dos puntos extremos lo que se conoció como Nueva Francia o la Louisiana. Igualmente participaban en la posesión de la tierra con una inmensa porción los españoles que dominaban la Florida, California y Nuevo México y en menor proporción asentamientos holandeses y suecos.
Los franceses al esfuerzo de uno de sus navegants, Cevellier de la Salle, habían comprobado la realidad de la comunicación fluvial entre el Canadá y el golfo de México, además contaban con el dominio de varias islas de las Antillas en las quse producía azúcar. Estratégicamente resulta indispensable establecer un contacto permanente entre los dos alejados territorios, el viaje duraba algo más de tres meses remontando el río, eso hacía necesario conseguir abastecimientos d elos nativos. Para hacer posible la tremenda travesía se establecieron fuertes a lo largo del Missisippi y del Ohio.
Esta actividad de los franceses se desarrolló sin problemas mayores hasta que los colonos ingleses de Virginia y Pennsylvania, así como sus gobernantes, toman en cuenta la dimensión del peligro que lleva implícito el establecimiento de esta especie de límite, la imposibilidad de expandirse territorialmente hacia el occidente.
La guerra de los Siete Años (1756-1763)
Además del establecimiento de fuertes a lo largo de los dos ríos es necesario tomar en cuenta que debido a las guerras de Sucesión en Europa, Inglaterra y Francia habían pasado la mayor parte del último siglo enfrentadas militarmente. Esta situación, que por supuesto tenía incidencia en las colonias americanas de los dos países, imponía como un deber a los gobernantes ingleses el aprovechar sus milicias para atacar a los franceses en el occidente del territorio.
Esta tarea de hostigamientos por parte de los ingeleses representaba una enorme dificultad debido a que los objetivos, o sea los fuertes, se encontraban tan lejos de los asentamientos ingleses como de sus bases de abastecimiento en el Canadá, con la diferencia de que los franceses contaban con la ventaja del desplazamiento por el río, mientras sus rivales tenían que atravesar valles infestados de indios, enemigos naturales de los ingleses. En una de estas campañas, la emprendida contra el fuerte Duquesne en el Ohio participó un joven oficial de veintrés años, que tiempo después se convertiría en uno de los más importantes líderes de la nueva nación. Se llamaba George Washington.
La guerra no se limitó al escenario americano sino que se trasladó a todos los sitios en que ambas potencias tenían intereses es decir, Europa, Asia y por supuesto las rutas marítimas entre ellos. Tiene su momento culminante con la toma de Quebec en el Canadá por parte de las fuerzas inglesas al mando de Wolfe luego de la heroica defensa de la plazaz por parte de mOnteham. Los dos comandantes murieron en los llanos de Abraham acerca a la ciudad después de que Wilfe logró escalar, al mando de 4,000 hombres, los riscos que dominan a la capital de la América francesa. Corría el año de 1759.
A la toma de Quebec sucede la capitalación de Montreal, Francia no tenía otro camino que ceder sus derechos en el territorio canadiense a la corona inglesa. Con el tratado de paz firmado en París el 10 de Febrero de 1763 no sólo se puso final al conflicto sino que obtuvo para sí el monarca casi todos los territorios que dominaba Francia en América y como si fuera poco la Florida española. Lo que quedaba de los asentamientos franceses, el enclave de nueva orleáns y el territorio ubicado entre la orilla occidental del Mississippi y las montañas Rocosas, fueron entregados a los españoles en compensación por la pérdida de la Florida. En resumen, las inmensas y fértiles tierras de la América del Norte fueron repartidas enter España e inglaterra.
A pesar de la importancia de estas victorias y su significado con el crecimeinto territorial del imperio que, dicho sea de paso, llegó a incluir así fuera temporalmente las posesiones francesas de la India, no se puede afirmar categóricamente que hayan sido una influencia decisiva en el movimiento emancipador de NOrteamércia. Pero lo que sí puede asegurarse es que se constituyeron en estímulo y oportunidad para la génesis de un proceso que, al cabo de veinte años, daría como fruto la revolución norteamericana y el nacimiento de los Estados Unidos de Norteamércia como nación.
El Segundo Imperio Británico
En lo que al sector inglés compete, la prinjcipal consecuencia del triunfo de la de hacerse evidente la necesidad de reorganizar el imperio, convertido ahora en un inmenso y complejo territorio que abarcaba todo el mundo conocido y superado únicamente por el español. El paso siguiente era, o el de elimnar a Francia como productora de azúcar apoderándose de las islas caribeñas de Martinica y Guadalupe o asegurarse la proteccion estratégica de los territorios conquistados dominando el valle de San Lorenzo; se decidió por esta última posibilidad, aunque en el momento de la decisión careciera de un valor comercial definitivo.
Para fines del siglo XVIII se planteaba en Londres la necesidad de una reestructuración política que centralizara el imperio contando con un gobierno metropolitano dotado de los poderes necesarios para controlar efectivamente a los gobiernos sometidos a su manejo; hasta antes del inicio de la guerra de los Siete Años realmente nos ehabía hecho nada.
El interés fundamental de la clase dominante inglesa era por sobre todo el manejo del comercio a gran escala. Mientras estuviera al mando no hallaban razones válidas para alterar el compromiso que se había ido estbleciendo entre la metrópoli y el resto del imperio. La asambleas coloniales habían adquirido de hehco poderes y prvilegios que permitían comparararlas a pequeñas cámaras de los comunes. La contrapartida era la contribución de los territorios representados por estas asambleas a la riqueza de la Gran Bretaña. por otro lado el concepto de un imperio constituido como tal era realmente nuevo, posterior a la "gran revolución" de 1668-1669 y se refería a Inglaterra e Irlanda y no a los territorios allende el mar.
Si a partir de 1740 las colonias adqquierieron un puesto como tales en el imperio, se debio a su propia iniciativa y no a presiones de la metrópoli. Este hecho a la larga iba a resultar de importancia considerable en el proceso revolucionario norteamericano.
Terminada la guerra, la reestructuración no daba más espacio, se requerría colocar los inmensos territorios obtenidos como botín en el rompecabezas del imperio. Esta tarea incluía la adecuación de los derechos e intereses consolidados de las colonias preexistentes como los de las colonias que entraan en el juego a raíz de la victoria. La situación de la corona inglesa no era buena, la guerra además de inmensas extnesiones de terirra y honores había dejado deudas. En 1756 antes de la guerra la deuda externa era de 70,000,000 de libras y al final de la misma casi se había duplicado. A esta obligación debe añadirse el costo que implicaría la adminitración civil y militar de las nuevas posesiones del imperio que sería muy superior al pasado. Para 1764, en América los gastos se habían quintuplicado con respecto a quince años antes. ERA URGENTE PUES LA CONSECUCIÓN DE RECURSOS NUEVOS PORQUE COMO SI ESTO FUERA POCO LA SITUACIÓN EUROPEA NO ERA NADA TRANQUILIZADORA, EXISTÍAN TENSIONES LATENTES. eSPAÑA NO ADMITÍA AÚN LA PÉRDDA DE LA fLORIDA NI el crecimiento de los ingleses en Louisiana.
Apenas concluida la guerra se inicia un nuevo enfrentamiento esta vez contra los naturales americanos, encabezados por el jefe de la tribu de los ottawas, Pontiac, que atacan a los ingleses temiendo una invasión a su territorio. Tenía razones para temer. El comportamiento de estos últimos en cuanto al trato con los indios era notablemente diferente del de los franceses, pues había sido brutal. Los perjuicios de esta reblión son considerables, la franja contigua a las colonias inglesas desde el lago Ontario hasta Virginia fue arrasada.
la represión fue aún más violenta y costosa y el mayor sacrificio correspondió a las tropas británicas, de esta manera el imperio requería también más soldados y una flota más numerosa y potente.
Partiendo del supuesto del que los mayores beneficiados con el resultado de la guerra eran los colonos en América, debido a que sus posibl8idades de extenderse eran en ese momento prácticamente ilimitadas, el canciller inglés George Grenville creyó apenas justo solicitar de aquellos una contribución mayor para los gastos administrativos imperiales aumentando la carga impositiva. Igualmente se aumentó la cantidad de artículos que deberían ser comprados y vendidos directamente a través de la metrópoli. El momento clave del conflicto sería la imposición del papel sellado. La respuesta fue inmediata. Los colonos declararon que no podrían estar obligados a pagar un impuesto de este tipo cuando ellos no habían votado su aprobación. El representante Franklin recibió la ayuda política, de William Pitt y de algunos de los miembros de su partido, el Wighs. La ley fue derogada y Pitt volvió al poder. Los colonos habían acudido a la premisa fundamental de la ciudadanía inglesa: nada de contibuciones sin acuerdo del parlamento. El acuerdo había sido aprobado por las cámaras de lores y comunes en Londres, pero como los colonos americanos no tenían representación, se podía pensar entonces que realmente carecían de la ciudadanía inglesa. Para discutir y poner en claro éste y otros asuntos fue enviado el señor Franklin, que como impresor estaba necesariamente relacionado con todos aquellos que en la colonia escribían o leían, llevaba en las alforjas entre otras cosas las conclusiones del Congrso internacional de Nueva YorK: "Tenemos que mantenernos en nuestros derechos naturales, que sentimos y conocemos como hombres, como descendientes ingleses... No debemos ser neoyorquinos, ni virginianos o carolinos; seamos sólo americanos".
De la proclama de Jorge III a la independencia de los Estados Unidos de América
En Londres se tomó el motín del té de Boston como una provocación a la autoridad imperial, "tenemos que tirar las orejas a esa ciudad de Boston. América no entrará en la legalidad si no destuirmos aquel nido de langostas". El castigo fue la prohibición hecha a los buques de entrar en aquel puerto, además se derogó la carta de franquicias de la colonia entera de Massachusetts. Y se ordenó el envío de un ejérctio para mantener la paz en la región.
La proclama real del 7 de octubre de 1763 instituía en los nuevos territorios cuatro colonias: la de Grenada en las Antillas, las dos Floridas (oriental y occidental) y Quebec. Exceptuando la primera, el nuevo orden político no representaba problemas para su aplicación porque los residentes españoles se habían marchado junto con los militares.
Muy difererente era la situación de las colonias de Quebec. Allí los católicos franceses sumaban 65,000 frente a una reducida minoría de protestantes ingleses. A pesar de los lógicos roces, un documento que es conocido como la Quebec Act y que fue fechado al año siguiente sirvió para sentar las baes de la cofutura fidelidad de los canadienses con la corona.
Pero la proclama regia traía otras disposiciones menos digeribles por parte de los americanos. Prohibía cualquier asentamiento de colonos británicos en el territorio ubicado entre la cordillera de los Apalaches y el Missisippi para reservarlos exclusivamente para el aprovechamiento de los indígenas, lo que además de ser un muy plausible interés para aquellos pueblso, representaba colocar aquel territorio bajo la administración británica; sin embargo, respondía a políticas administrativas bien concebidas pues por una parte se intentaba evitar un levantamiento similar al acaudillado por Pontiac y por la otra, poner en práctica la tendencia centralizadoa de Londres, que quería minimizar la capacidad de reacción de las colonias frente a las medidas de los gobernantes ingleses. Esta disposición temporal, aunque jamás fue derogada, lanzó a los colonos a un estudio de sus relaciones con la corona. Muchos d elos políticos de las colonias eran personas ilustradas y sensibles a la problemática política y se habían formado expectativas muy diferetns respecto de lo que era el imperio británico. ERAN FIRMES CONVENCIDOS DE LA IMPORTANCIA DE LAS COLONIAS EN EL DESTINO DE LA Gran Bretaña y acariciaban sin temores la idea del imperio británico en América, que era la otra parte del sistema paritario político mundial. Desde este punto de vista, se hace comprensible la ira que generó en ellos la prohibición discriminatoria de participar en los beneficios de una victoria que sin duda consideraban común. La mencionada prhobición de extenderse ignoraba de plano el derecho constitucional adquirido por Massachusets, Connecticut, Virginia y ambas Carolinas demás de Georgia de extenderse de manera a mar.
Fijando la línea fronteriza para todas las colonias en la cresta de los Apalaches, la corona británica desconocía de plano los derechos de los colonos que soñaban con obtener hacia en oeste tierras aptas para explorar. Esto repercutió en el intereés de la población angloparlante de penetar en territorio indio.
A finales del siglo XVII la población de los colonos alcanzaba una cifra de aproximadamente 250,000, que era importante teniendo en cuent alas poblaciones francesas y españolas, pero para el año 1760 la cifra llegaba a los 2,000,000. Aun antes de finalizar la guerra de los Siete Años el interés por las vastas fértiles llanuras del oeste era un secreto a voces. Se fundaron sociedades con el fin de solicitar concesiones sobre estos territorios, en pleno conflicto. Para 1763 las peticiones se habían multiplicado favoreciendo la actividad de los especuladores. A las presiones y descontento, producto de las negativas de Londres a considerar las solicitudes, se sumaría la convicción de que desaparecida Francia, los naturales estaban a merced de los colonos y la única traba para apropiarse por la fuerza del territori provenía justamente de este mandato imperial.
Entre tanto las medidas fiscales continuaban creando malestar entre los colonos, la financiación del nuevo imperio demandaba cada vez más dinero y la ley del azúcar pretendía allanar la diferencia entre la carga tributaria que deberían soportar los ciudadadnos de ambos lados del mar. Los americanos se sostenían en su punto de que no les era posible pagar más impuestos, aseguraban haber contruido suficientemente con los soldados que pelearon en su nombre en el conflicto.
El sistema mercantilista practicado por el imperio convertía las colonias en una fuente de materias primas y a la vez mercado exclusivo de sus productos; la ganancia de los comerciantes ingleses era entonces tomada como una forma de impuesto, este "impuesto" alcanzaba para 1760 la suma de dos millones de libras esterlinas anuales. Hasta entonces la metrópoli fijaba las tasas de intercambio según sus intereses, pero otorgaba a los colonos la libertad de procurarse los medios para financiar a la administración local, sus pequeñas asambleas habían adquirido estatus político, autonomía administrativa, resposabilidad y representatividad directa pues eran elegidos sus miembros por los mismos colonos. El impuesto sobre el azúcar significaba, pues, una clara ruptura en el manejo de las relaciones comerciales.
El Primer Congreso Continental
En medio de la natural excitación que las medidas provenientes de Londres provocaban, se citó, por parte de los dirigentes de los colonos, a una asamblea a reunirse en la ciudad de Williamsburg, Virginia, el 27 de mayo de 1774. Esta asamblea decidió convocar a un congrso en el que estuvieran presentes representantes de las trece colonias de la mérica angloparlante.
En este congreso habría de influier notablemente el docuemnto emanado de las autoridades imperiales y que se conoció como la segunda acta de Quebec. En ella se concedía un relativo grado de autonomía que de ninguna manera podía compararase con el que habían alcanzado las colonias de origen inglés. Según el mismo documento el consejo de gobierno de eta colonia sería en su totalidad de nombramiento real y aun sus actas deberían someterse a la ratificación del soberano. En lo que tiene que ver con la fe, permitía a los católicos profesarla, especificando el permiso para los sacerdotes a recibir los diezmos de sus feligreses, con ello se reconocía implícitamente el status de Iglesia católica. El contenido de esta segunda QUEBEC aCT NO DEJÓ COMPLETAMENTE satisfechos a los francocanadienses, sin embargo fue suficiente para lograr que desaparecieran los motivos que los invitaban a solidarizarse con sus vecinos, intransigentes enemigos del catolicismo y se decidieran a ser leales súbditos de la corona inglesa. Los habitantes de las otras colonias consideraron el documento como abiertamente partidario de la autoridad papal y restimonio indiscutible de la hostilidad de la corona contra sus colonias tradicionales.
En el congreso participaron 55 delegados por doce colonias, pues a la cita faltó Georgia. Se pr3esentaron diferentes posciones, radicales, conservadores y moderados, pero dudas las circunstancias los radicales acabaron imponiénse e invitando a los representantes a tomar decisiones que amenazaban claramente la legalidad vigente. El congreso se calausuró con la "Declaración de derechos y quejas", una recopilación de los motivos de enfrentamiento y al mismo tiempo la reafirmación del fundamento constitucional de las tesis coloniales. Para que nadie se sintiera ignorado se incluyó una petición dirigida al soberano.
A pesar del resultado, hasta cierto punto equilibrado del congreso, la semilla revolucionaria ya había sido profusamente sembrada por los radicales y la evidencia más notable de este hecho se halla en la decisión impulsada por ellos de crear un comité de vigilancia de la aplicacion del veto al comercio con la metropolí. Esta iniciativa que molestó mucho a los conservadores era en realidad muestra de una voluntad común de las colonias, así lo interpretaron los moderados que apoyaron el proyecto presentado por Joseph Galloway de crear una unión federal entre las colonias, al que sólo le faltó un voto para triunfar.
En las altas esferas londinenses la oposición representada por Burke y Pitt era partidaria de escuchar la demanda de las colonias. El rey, Jorge III insistía por su parte en que era necesario conservar cuando menos un impuesto, el del té como muestra de una discutible autoridad. El 18 de abril de 1775 una columna de soldados ingleses bajo el mando del general Cage, fue enviada a Concod, cerca de Boston, para apoderarse de un depósito clandestino de armas. Antes de alcanzar su objetivo es detendia por un grupo de colonos decididos a impedirlo. El encuentro se escenifica en Lexington, en este primer enfrentamiento pierden su vida 18 colonos y un soldado, los ingleses persiguen su marcha hacia Concord en donde deben enfrentarse nuevamente a un grupo de campesinos.
Este segundo choque es mucho más violento, al regresar a su base en Boston habían perdido 273 hombres entre muertos, heridos y desaparecidos, pero eso no era lo más grave, a pocos días de estos sucesos la ciudad se hallaba rodeada por los cuatro costados por un nutrido ejército de colonos voluntarios. La guerra de independencia de los EEstados Unidos de America había comenzado...
Independencia y Revolución
El 10 de mayo de 1775 se reúne en Filadelfia el II congreso continental al que asisten los delegados de las 12 colonias. Con la misma excepción del primer congreso, Georgia se conserva en su condición de la más leal y conservadora de todas las colonias. La situación demandaba soluciones extremas, sin embargo los delegados eluden nuevamente el problema fundamental de la ruptura total de los lazos que los unían a la metrópoli. En el docuemnto redactado por Thomas Jefferson denominado, Declaración sobre motivos y la necesidad de tomar armas se afirmaba la voluntad de no destuir la "unión que existió durante tanto tiempo y tan felizmente entre nosotros". Esta decisión no se compaginaba con la atitud asumida por los mismos representantes de formar un ejército continental de 20,000 hombres que serían puestos al mando de George Washington. Los ingleses deciden enfrentar militarmente a los colonos, Jorge III declara rebeldes a sus súbditos americanos el 23 de agosto de 1775. El 22 de diciembre el parlamento aprueba una ley que prohibe cualquier oepración comercial con las colonias, esto significaba privarlas de mercancías importantes.
Las primeras operaciones militares son un fracaso pra los americanos. La expedición a Quebec, ordenada por el congreso con el fin de lograr el apoyo de los canadienses, termina con el no de los satisfechos súbditos de su majestad. El tiempo de la madurez para la independencia sin embargo esta cerca; entre el invierno y la primavera de 1776 se desarrollaba el proceso. Thomas Paine en su apasionado folleto titulado Common sense orientó los sentimeintos de la opinión pública americana. Paine argumentaba que no existía razón para que todo un continente estuviese gobernado desde una isla por un rey que además era un tirano, por consiguiente la única solución era la de la independencia y la posterior adopción del régimen republicano...
lA EMANCIPACIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS
CAUSAS QUE MOTIVARON LA EMANCIPACIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS. Las ideas liberales, propias del siglo XVIII, encontraron terreno propicio para desarrollarse en las trece colonias inglesas de Norteamérica.
Los colonos habían tratado, sobre todo en el centro y en el norte el país, de abolir los privilegios políticos y sociales. habían constituido sus asambleas electivas de tipo democrático para votar los impuestos y leyes locales aunque éstas debían ser aprobadas por la corona inglesa. Ddos colonias, Connecticut y Rhode Island, habían obtenido el privilegio de elegir ellas mismas su propio gobernador mientras las otras conservaban un gobernador y un consejo impuesto por Inglaterra. Las ideas democráticas, el espíritu inquieto de los colonos, los hacían soñar con tener representantes en el Parlamento para poder intervenir en las disposiciones relativas a las necesidades coloniales tanto administrativas como económicas. Las restricciones comerciales e industriales que privaban en las colonias, los impuestos exteriores que la madre patria les fijaba, irritaron a los colonos que ya conocían, además de la tradición inglesa de libertad, las ideas de la ilustración europea. Las disposiciones metropolitanas relativas a las leyes de navagación, el Acta del COMERCIO, ERAN VIOLADAS CON FRECUENCIA POR LOS COLONOS DEBIDO A LA DISTANCIA QUE MEDIABA ENTRE ELLOS E Inglaterra y al espíritu democrático fomentado y desarrollado por la autonomía local. Los principios pregonados por los filósofos ingleses y franceses, que aseguraban que el ser humano tiene derecho a la felicidad, a la libertad, igualdad y fraternidad; eran verdades sentidas y captadas por los habitantes de Norteamérica.
Los colonos pregonaron sus derechos en cuanto se sintieron lo suficientemente fuertes para hacerlo. La conciencia de su poder y su destino se fue desarrollando durante y después de la Guerra de los Siete Años, en la cual habían participado con éxito al lado de las tropas de Ingalterra, adquiriendo experiencias nuevas de táctica militar al luchar contra indígenas y europeos.
Las milicias inglesas, al consdierarse superiores a los voluntarios americanos, habían provocado con frecuencia la indignación de los colonos, los cuales se daban ya cuenta de su eficiencia y pericia.
La guerra de los Siete Años en Norteamérica (1756-1763)
Canadá o Nueva Francia, de una parte, y Virginia, de otra, codiciaban desde hacía años el Valle de Ohio.
Los franceses lo necesitaban para pasar fácilmente de Canadá a la Louisiana; por lo tanto iniciaron trabajos de fortificación a lo largo de Ohio deseosos de conservar la comunicación directa entre sus dos colonias. Las colonias de Virgnia y de Pennsylvania vieron con recelo el avance francés pues comprendieron que, de admitirlo, sería iposible extenderse hacia ooccidente; además, el comercio del interior de América del Norte se efectuaba mediante la navegación fluvial, por los ríos Mississippi y San Lorenzo y ambos estaban en poder de Francia. Los colonos ingleses tenían por amigos a los iroqueses, dueños del territorio de las Seis Naciones; los franceses, a pesar de esto, avanzaron por el Valle de Ohio y construyeron una serie de fortines indicando así el deseo de conservar las tierras por donde pasaban. Después de una serie de choques entre colonos franceses e ingleses, los primeros levantaron el fuerte Duquensne; Jorge Washington , colono de Virginia, fue enviado para parlamentar con los soldados del fuerte. Durante las pláticas cayó herido de muerte un oficial francés y nueve de sus hombres. Nunca se supo con exactitud qué sucedió en el encuenro pues los franceses declararon que había sido un golpe de mano y Washington afirmó quye había tenido que obrar en legítima defensa.
Los ingleses se apresuraron a construir el fuerte Necessity a 20 kilómetros del fuerte Duquesne. Los franceses, en 1754, lo asaltaron y su comandante Washington hubo de retirarse.
Los representantes de las colonias y los iroueses se reunieron en un Congreso de Albany. Benjamín Franklin, el físico americano, trató de convencer a los colonos de univers y elegir un Consejo de Defensa, para oponerse a la fortificación francesa en el Ohio, pero no obtuvo el resultado deseado. Francia e Inglaterra, por su parte, ordearon a sus colonos que se defendieran y enviaran refuerzos a sus tropas.
Los colonos ingleses utilizaron en la GUERRA a los iroqueses enemigos de los hurones y chicachas, amigos de Francia. La guerra fue al principio favorable a los franceses que contaron con el general Montcalm; por último favoreció a los ingeleses, guiados por el general Wolfe. Cayeron sucesivamente Acadia, el Valle de Ohio, Quebec, donde murieron los dos generales ene
migos, y MOntreal.
El tratado de París, en 1763, puso fin a la contienda. Canadá y el derecho a las tierras al este del Mississippi, menos Nueva Orleans, pasaron de Francia a Inglaterra. España perdió la Florida a favor de Ingalterra, pero obtuvo de Francia la cesión de Nueva Orleans y de los derechos al oeste del Missisippi.
El territorio de los montes Alleghanys, la Cuencia del Mississippi y los Lagos, fueron reservados a los indígenas.
Ningún blanco podía instalarse en ellos, ni comprar, ni vender sin un permiso especial. Esta última disposición provocó el descontento de los colonos que cifraban su esperanza en el oeste.
Asegurados del peligro francés se lanzaron entonces a la conquista de su libertad política, industrial y comercial durante el reinado de Jorge III.
(..) Jorge III se consdieró dueño de la Caámara y del Gobierno. Durante su actuación se sublebaron los colonos de Norteamérica. William Pitt hubo de aplaudirlos al llamarlos "Whigs por sus principios y héroes por su conducta".
Los sublevados lograron el triunfo. El rey y el Parlamento se hicieron odiosos. Fue necesario llamar otra vez al partido Whig. El nuevo primer ministro William Pitt, el joven, logró restablecer el equilibrio inglés. Dictó reformas fiscales, apoyó la industria y el libre intercambio de productos y reformó los órgnos administrativos de las colonias para impedir las revueltas secesionistas.
El descontento colonial en Nortemérica.
Jorge III, con su régimen personalista, con su actitud autócrata, hizo estallar el conflicto entre las Colonias Americanas y la Metrópoli.
El descontento, como ya se ha dicho estaba latente en la mayoría de los colonos, los cuales protestaban por el monopolio comercial, industrail y económico ejercido por los ingleses; porque se les imponía, casi en su totalidad, a los gobernadores, porque sospechaban que Inglaterra acabaría por fundir las trece colonias en un solo Virreinato y les impodría un gobernante y la religión anglicana, porque no se les consideraba como ciudadanos ingleses al no permitirles enviar representantes al Parlamento; porque se les vedaba colonizr libremente las tierras arrebatadas a Francia.
La Guerra de los Siete Años había siso muy costosa. Jorge III pensó valerse de los colonos para que mantuvieran en las colonias a los funcionarios reales; reorganizar las aduanas para evitar el contrabando y percibir realmente los derechos; fijar contribuciones para el mantenimiento de 10,000 soldados que debían defender las fronteras contra el posible ataque de los indios y quizás de los franceses.
Los colonos habían soportado durante años la imposición inglesa que les vedaba la creación de una importante industria colonial, el libre comercio con las Antillas y con las colonias hispánicas, la importación directa de productos europeos, pues habían logrado valerse del contrabando para salvar su economía; pero la creación de las nuevas aduanas y la contribución para sostener los gastos militares produjeron en ellos franca rebeldía. En cambio el Parlamento, que sabía que la situación financiera inglesa estaba en déficit, pensó que si las contribuciones se imponían a los colonos no había que elevarlas en Inglaterra. De aquí que se aceptara la sugestión del ministro Jorge Grenville y se fijaran nuevos derechos sobre el café, el azúcar y la melaza que venían de las Antillas y el vino que venía de Madera.
lA "Ley del azúcar" afectó solamente la Nueva Inglaterra; pero en 1765 la "ley del timbre", que interesaba a todas las colonias, provocó el descontento general.
Según la neuva ley el papel timbrado sería obligatorio apra todos los docuemntos legales y para los periódicos; lo que se recaudara serviría para mantener las milicias inglesas establecidas en América para la defensa territorial. Una nueva lye, dictada en 1765, la ley de acuartelamiento, impuso a los colonos la obligación de hospedar en sus casas a los soldados venidos de Inglaterra.
EL DESCONTENTO AUMENTA.
Los colonos se opusieron a comprar el papel timbrado. En Boston un repartidor de timbres fue quemado en efigie; en muchas colonias hubo motines callejeros en contra de los empleados del gobierno inglés encargados de la venta. las asambleas locales elevaron su protesta al Parlamento. William Pitt, ern 1766, declaró que si bien la Corona Inglesa sobre las Colonias era soberana en materia de legislación, el imponer contribuciones era un don voluntario de la Cámara de los Comúnes. El Parlamento podía imponer derechos de aduanas para reglamentar el comercio, pero no tenía facultades para votar un ingreso en su favor. Franklin tuvo que presentarse a la Cámara de los Comunes para exponer sus puntos de vista los cuales fueron todos favorables para los colonos. El impuesto del timbre fue suprimido.
El contento duró poco; el Parlamento votó los "derechos de Aduanas" que debían pagar los siguientes artefactos ingleses; colorantes, hierro, papel, vidrio, cueros y el té al entrar en puertos coloniales.
Se crearon oficinas de comisarios de aduana, los cuales debían eviatar el contragbando tan común de las colonias. Los violadores debían ser juzgados no por el jurado popular sino por un tribunal marítimo organizado para dicha función. El contrabando mantenía a flote la economía colonial y la disposición del Parlamento echaba por tierra la riqueza local. Además, los empleados reales de la aduana estaban autorizados para realizar pesquisas en las casas particulares a fin de localizar los objetos del contrabando y esto venía a ser una violación del domicilio.
Los colonos, en son de protesta, dejaron de comprar y consumir los artefactos venidos de Inglaterra.
En 1768, en Boston, los comisarios aduanales confiscaron un cargamento de vino de Madera que traía el barco Libertad, propiedad del colono John Hancock. Sus conciudaanos, que lo apreciaban mucho, se sublevaron. Los aduaneros pidieron auxilio a la guarnición inglesa mientras la población se reunía en asamblea pública. La asamblea acordó la expulsión de las milicias si su estancia en el país no era del agrado de los colonos y se enviaron circulares a todas las colonias para que se organizara la defensa de la libertad.
En 1770 un grupo de rapaces insultó, en Bostón, a un centinela; acudió en son de defensa un pelotón; la muchedumbre arremetió contra los soldados con piedras y bolas de nieve. Los soldados acabaron por disparar contra los civiles. Cuatro de éstos fueron muertos y el lamentable episodio recibió el nombre de la Matanza de Boston. Los soldados, sometidos a un jurado, fueron absueltos y con esto se acentuó el descontento colonial.
El Parlamento Inglés, cansado del boicot, de los disturbios coloniales, quiso poner fin al lamentable estado de cosas, permitiendo la libre importación de productos y artefatos salvo el derecho sobre el té y el retirar los soldados ingleses de guarnición.
La política conciliadora no tuvo éxito.
Los colonos querían alcanzar una victoria completa y definitiva, por lo tanto se opusieron a esta nueva disposición. DEJARON DE consumir el té e impidieron su desembbarco en Filadelfia y Nueva York.
En 1773 tres buques ingleses llegaron a Boston con 340 cajas de té. Los colonos se opusieron a su desembarco, pero el gobernador de Massachusetts no permitió que los buques se retiraran. Un grupo de colonos disfrazados de pieles rojas asalataron las naves y arrojaron al agua las cajas de té. Inglaterra, ofendida, declaró cerrado el puerto y puesto bajo vigilancia militar marítima y terrestre. El rey impondría un consejo para gobernar la colonia; las reuniones púlbicas no podrían efectuarse sin permiso del gobernador; los responsables de motines serían juzgados fuera de la colonia; el puerto de Boston no se volvería a abrir si los colonos no permitían cumplir las leyes. El general Gage recibió el nombramiento de gobernador de Massachusetts con la orden de imponer las leyes anteriores que el pueblo de las colonias llamó "Intolerables".
Benjamín Franklin suplicó a los colonos que pagaran el té que se había arrojado al mar; pero la Asamblea de masssachusetts optó por reunir a los delegados de las colonias en Filadelfia y fijar, de común acuerdo, la actitud que debía tomarse frente a la Corona inglesa.
EL PRIMER CONGRESO DE FILADELFIA (1774).
Recibió el nombre de Continental fue integrado por delegados de doce colonias, sólo Georgia se abstuvo de enviarlos. Entre los delegados figuraban Jorge Washington que se había distinguido y formado militarmente en la Guerra de los Siete Años. Juan Samuel Adams famoso por sus publicaciones y arengas en favor de los "derechos de los americanos". Los delegados no manifestaron ningún propósito de separarse de la Metrópoli; pero hicieron hincapié en la dignidad humana, en los derechos del hombre y crearon un comité de vigilancia en cada ciudad que debía impedir que se importaran a las colonias mercancias inglesas. La vigilancia se extendía a todos los ciudadanos para impdir que alguien comprase artefactos prhibidos. Sendos comités de correspondencia vigilarían los libros de loscomerciantes enc ada colonia y se comunicarían con los demás comités. Para logrars sus propósitos los colonos adquierieron armas y organizaron sus propias milicias. Era natural que el General Cage interviniera. Mandó al coronel Smith a apoderarse de un depósito de pólvora en Cocord, cerca de Boston, y hacer prisioneros a Samuel Adams y John Hancockque debían encontrarse en la región.
Algunos colonos se enteraron de la orden: uno de ellos, Pual Revere, recorrió el país desperando durante la noche a los capitanes de las milicias para atacar a los ingleses.
Los colonos diezmaron terriblemente el ejército del coronel Smith que había tratado de retirarse en perfecto orden.
El primer encuentro de importancia se había efectuado: la guerra entre colonos y la Madre Patria podía darse por principada.
LUCHAS DE INDEPENDENCIA EN NORTEAMÉRICA. El segundo congreso de Filadelfia (1775). Este segundo congreso se designa con el nombre de Segundo Congreso Continental. Un selecto número de delegados se destacó por su inteligencia, entusiasmo y patriotismo, pues figuraron en él Washington, los Adams y los Lee, Hancock, Franklin, Jefferson, Dickinson y otros más. Se declaró nuevamente que las colonias no pretendían separarse de la Corona Inglesa sino defender el país natal, el derecho natural y la libertad. La actitud hostil contra la Madre Paria cesaría en cuanto ésta respetara a los colonos. Puesto que los conflictos armados habían empezado era necesario elegir un comandante en jefe para el ejército continental. La elección recayó en Jorge Washington.
Jorge Washington (1732-1799), natural de Virginia, era un rico plantador perteneciente a una d elas más distinguidas familias del país. Era valiente, trabajador, prudente e inteligente. Había estudiado agrimensura y había servido a Virginia como militar y diputado. Gozaba de intachable reputación y gran simpatía personal. Su designación fue aplaudidad y apoyada por la mayoría. Iba a ser el más distinguido de los fundadores de la independencia norteamericana. Washington se entregó con pasión a la formación de su ejército continental, tropezando con enormes dificultades, pues los soldados voluntarios, con frecuencia, después de algunos meses de adiestramiento militar, regresaban a sus trabajos personales.
En 1776 Washington, a pesar de sus fuerzas precarias, logró expulsar a Lord Howe de Boston.
Mientras tanto se iban formando dos partidos coloniales: el primro adicto al rey, deseoso de mantener unido a Inglaterra, el segundo, o de los "patriotas", que luchaba ya abiertamente por la ruptura con la Madre Patria y la Independencia Nacional. Los folletos, los periódicos, los oradores, divulgaban esta idea. Un esctitor inglés, residente en América, Tomás Paine, pregonó la independencia en un libro candente El Sentido Común. Hubo conatos de lucha civil, luchas callejeras: los colonos Whigs ejercieron serias represalías contra los Tories o leales.
El Tercer congreso de Filadelfia y la declaración de independencia de los Estados Unidos (1776). JOrge III organizó un nuevo ejército formado, en parte, por tropas mercenarias casi todas alemanas.
Los colonos, heridos en sus sentimientos de súbditos ingleses, vieron una nueva ofensa en la Corona Inglesa para con ellos pues enviaban extranjeros a combatirlos. Se sintieron libres de toda unión fraternal con Inglaterra y repudiaron su sistema y su gobierno.
Washington se declaró abiertamente por la independencia y por la república. El tercer congreso de Filadelfia invitó a los colonos a darse un nuevo gobierno puesto que en el alma de las mayorías estaba la idea de que no debía reconocerse una autoridad que dependía de la Corte de Inglaterra. Los leales o Tories, adictos al rey, fueron desarmados; los gobernadores, destituidos.
Cada Colonia eligió un grupo de indifivuos para que integrasen una convención que debía elaborar su propia constitución.
Las colonias se transformaron en Estados independientes o repúblicas (mayo de 1776).
La declaración de derechos o la Constitución de Virginia fue aceptada por todas las colonias y sirvió más tarde de modelo a la Declaración de derechos de la nación francesa. Recnocía el derecho natural de vida y libertad; la soberanía del pueblo que puede elegir a sus dirigentes, los cuales deben laborar por el provecho común y la seguridad de la nación; y la separación de los tres poderes.
La declaración de la independencia de los Estados Unidos. Fue redactada por el gran escritor virginiano Tomás Jefferson y revisada por hombres cultos y hábiles políticos. La declaración, dirigida al mundo entero, se firmó el 4 de julio de 1776.
La Declaración se basa en los principios de los grandes pensadores del siglo XVIII y afirma:
a) Dios ha creado iguales a los hombres y les ha dado derechos inalienables: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
b) El pueblo, soberano, debe elegir sus gobernantes los cuales cuidarán de que se realicen los derechos inalienables del hombre.
c) El gobierno deriva sus justos poderes del consentimiento de sus gobernados; pero puede ser derrocado y reemplazado por otro cuando no respete los derechos naturales.
El Acta de Independencia concluía con una enumeración de agravios en contra del Rey y del Parlamento y declaraba, en consecuencia, libres e independientes a las trece colonias.
El Congreso tenía poderes muy limitados. Carecía de dinero para comprar armas, municiones, vestidos para los voluntarios a los cuales había que pagar.
Prometió a los 16,000 hombres que logró reclutar, tierras en premio en cuanto finalizara la guerra. La mayoría de los colonos siguió trabajando sus tierras; muchos se dedicaron a la manufactura.
El ejército colonial.
Estaba integrado por voluntarios que no tenían experiencia bélica. El mismo Washington aseguraba que, siendo buenos tiradores, dispararían bien detrás de un parapeto; pero que nunca atacarían en campo descubierto ni presentarían un combate formal. Conocedores de su propio terreno, de sus llanuras, ríos y bosques, sostuvieron más bien una lucha de guerrillas en contra del enemigo que una verdadera guerra. Se destacaron por ls accions ráídas, de asalto.
El ejécito inglés.
ERA MÁS NUMEROSO Y MEJOR EQUIPADO. se componía de flota y de ejército terrestre. Estaba dotado de jefes militares experimentados lo que hacía creer que lograrían someter bien pronto a los insurrectos.
Primera fase de la guerra (1776-1777). Los ingleses atacaron al país por el norte, por el este y por el sur tratando de valerse de los ríos para dominarlo.
Washington sospechó esta maniobra y defendió brillantemente el río Hudson. Después de dos años de lucha alcanzó sobre su enemigo la victoria de Saratoga (1777) haciendo capitular al general Howe. A pesar del triunfo el ejército americano estaba agotado; sus soldados carecían de zapatos, mantas y vestidos. Muchos milicianos desertaron llevándose sus armas.
La intervención francesa en el conflicto angloamericano.
Francia no había perdonado a Inglaterra el haberla despojado de sus colonias.
La sublevación de los americanos despertó el entusiasmo de los franceses que vieron con ello la posibilidad de enfrentarse y humillar a su enemiga. El ministro de Luis XVI, Choiseul, trabajó activamente, durante tres años, para reorganizar el ejército y la armada. La insurrección de las Colonias de Nortemérica, que pregonaba ideas de los filósofos europeos, fue comentada y aplaudida a pesar de que Francia conservaba aún el régimen absoluto. El entusiasmo por la cuasa americana subió de punto con la llegada de los tres comisarios del Congreso que solicitaron el apoyo de Francia. Entre ellos figuraba Benajmín Franklin (1706-1790), f´pisico de primer orden y diplomático distinguido. Su presencia fue la mejor propaganda pra la cuasa de la libertad. Muchos jóvenes nobles se embarcaron para auxiliar a los colonos. Entre ellos José Pablo de Saint Roch, Marqués de La Fayette (1757-1834), que fletó un barco por su cuenta para llevar a América a un buen número de voluntarios franceses. El colono Silas Deane y el comediógrafo Beaumarchais Aamérica. El 6 de febrero de 1778, algunos meses después de la victoria de Saratoga, el Gobierno Francés firmó el trtado de alianza con las colonias sublevadas y prometió no abandonarlas hasta que su independencia fues reconocida. ESTE TRATADO DE AMISTAD OFENSIVO Y DEFENSIvo tenía también cláusulas comerciales. Francia y las colonias se comprometían, además,a no firmar la paz por separado.
Francia envió en seguida dinero, armas, ropa y un pequeño ejército al mando del General Juan Bautista Rochambeau.
La liga de neutralidad (1780).
Catalina II de Rusia formó con Dinamarca y Suecia una liga de neutralidad armada que pretendía que los barcos mercantes de las naciones no beligerantes siguiesen sus transacciones comerciales con los países comprometidos en la guerra. Holanda se les unió después.
España y el conficto angloamericano.
España, ligada a Francia por el pacto de familia y por su enemistad hacia inglaterra, se alistó en favor de las trece colonias.
Su flota, bien equipada, partió de La Habana y ocupó la Florida.
Segunda fase de la guerra (1778-1781).
El dinero, las armas y las municiones de Francia dieron nuevos alientos a los colonos que resistían en diversos puntos el país el ataque inglés.
En virginia los ingleses acabaron por atrincherarse defendidos por la mayoría de los colonos los leales fieles a la Corona Británica.
La flota francesa bloqueó Virginia; el general Rochambeau sitió al general Cornwallis que se había concentrado en Yorktown.
Washington, después de haber atacado al general Enrique Clinton, en el norte, acabó por unirse a Rochambeau. Yorktown capituló en octubre de 1781. El gobierno inglés pidió la paz.
Los colonos, recelosos de que Francia exigiera para ella el territorio del Mississippi, iniciaron por separado sus negociaciones de paz. Inglaterra, en 1782, reconoció a los colonos la Independencia de los Estados Unidos y se comprometió a entregar todas las tierras del Mississippi.
Fuentes sugeridas: James Truslow Adams, Harold Faulkner, Samuel Morison, H.S. Commager, William Spence Robertson...
Info: Appendini y Zavala
Además, otra interpretación:
LAS TRECE COLONIAS.
De este modo se constituyeron las trece colonias del litoral atlántico de América del Norte, que se convertirían más tarde en el núcleo de los Estados Unidos, bautizadas con os nombres de Virginia, Nueva York, NUeva jersey, Massachussetss, New Hampshire, Delaware, Georgia, Maryland, Connecticut, Rhode Island, Carolina de NOrte, Carolina del Sur y Pensilvania.
Las colonias situadas en el Norte fueron una especie de repúblias burguesas, capitalistas y religiosas, regidas por la autoridad de los miembros eclesiásticos y administradas políticamente por comerciantes y pastores. En las del Sur se estblecieron repúblicas aristocráticas y un grupo de terratenientes gobernó al resto de la población, compusto de blancos desheredados de la fortuna y negros sometidos a esclavitud. Inglaterra vigiló y conservó la soberanía de estos pequeños Estados, pero en tiempos del protectorado de Oliverio Cromwell (1653-1658) dejó que los súbidotos americanos resolviesen entre sí los conflictos que pudiesen surgir. Las relaciones entre la metróli y estas posesiones fueron cordiales y las dificultades no comenzaron hasta la restauración de la Monarquía (1660). A partir de este momento surgieron una serie de diferencias entre ambas partes. El suelo del Nuevo Continente era el lugar de asilo de la tolerancia religiosa y de la libertad, y muy pronto apareció un fenómeno disgregador, que conduciría posteriomente a la emancipación.
la guerra de sucesión española, acabada por la Paz de Utrech (1713), trajo consigo profundos cambios en América: Nueva Escocia y Terranova fueron cedidas por Francia a Gran Bretaña, y España, aliada de los franceses, concedió a los b ritánicos el derecho exclusivo de enviar, por un período de treinta años, a los mercados de América del Sur todos los esclavos vendidos. Otras luchas (guerras de Sucesión de Austria, entre 1740 y 1748, y de los Siete Años, de 1756 a 1763) impusieron a la metrópoli gastos muy elevados. El último de los conflictos citados terminó con la Paz de París, por la que Francia perdió las posesiones que tenía en la cuencia del Misisipi y España entregó la Florida a Ingalterra.
Los esfuerzos realizdos por el Gobierno británico para lograr una mayor sumisión en el orden económico y político de sus colonos despertaron en América una oposición creciente y pusieron en evidencia un deseo de independencia que fue aumentando progresivamente.
LA INDEPENDENCIA.
Emanciapción de las Trece Colonias.
Firmada la Paz de Paris (1763), por la que FRANCIA perdió casi todas las colonias en América, Inglaterra amplió el Imperio considerablemente, pero vio al mismo tiempo como la deuda económica y los gastos de administración, gobierno y defensa de sus posesiones auemntaban en gran cuantía. Para hacer frente a esta nueva situación, el Gobierno británico, durante el reinado de JORGE III, decidió aumentar las cargas fiscales que gravaban las colonias y tomó medidas, como el impuesto aduanero sobre el azúcar (1764) y la obligación, dicatada por la Ley del Timbre (1765), de tributar pot odos los docuemntos privados y comerciales. Estas disposiciones provocaron un movimiento de resistencia de la población y se formaron agrupaciones de consumidors que se negaron a compara en Gran Bretaña. A estas represalias económícas se añadieron algunos síntomas de franca rebeldía y alborotos callejeros en Boston, Nueva York y Filadelfia. Los ingleses, para hacer disminuir la oposicoón de los colonos americanos, suprimieron las tarifas arancelarias, salvo la relativa a las importaciones de té. En 1773 atracó en el puerto de Boston un barco cargado de hojas para preparar esta infusión, pero el navío fue asaltado por los colonos y la mercancía arrojada al mar. Dada la gravedad de la situación, se reunió el primer Congreso Continental el 5 de septiembre de 1774, en el que participaron Samuel Adams /1722-1803) y Jorge Washington (1732-1799), que decidió que todas las colonias debían determinar de manera conjunta la conducta que había de seguirse. Se elevó un memorial de agravios al Parlamento inglés solicitando que el rey Jorge III cambiase la política respecto a América. La metrópoli envió tropas para sofocar todo intento de rebelión y los americanos, en el segundo Congreso Continental de 1775, también celebrado en Filadelfia, designaron a Jorge Washington jefe del ejército de los colnoos. Este tuvo su primera acción bélica cerca de Boston, ciudad que fue tomada en marzo de 1776. La rebelión había estallado. El 4 de julio del mismo año se proclamó una dECLARACIÓN DE iNDEPENDENCIA de los trece Estados Unidos de América, redactada por Thomas Jefferson, John Adams y Benjamin Franklin.
El conflicto armado.
Después de la perdida de Boston, los británicos desencadenaron una gran ofesnsiva con tropas que desembarcaron en Nueva York y con otras estacionadas en la región de los Grandes Lagos y en el Canadá. En ambos frentes, los expedicionarios salieron victoriosos, conquistaron Nueva York y se dirigieron a la capital federal, Filadelfia, que ocuparon en el invierno de los años 1777 y 1778. Al mismo tiempo, el ejército del NOrte, acaudillado por el general Burgoyne, penetró en el valle de Hudson, pero una contraofensiva lo obligó a rendirse cerca de Saratoga (17 de octubre de 1777). Este fracaso desanimó a los británicos que se contentaron con hacer una guerra colonial y con un bloqueo naval. En el Sur, Inglaterra se vio favorecida por numerosas victorias. En la guerra martítima, Francia y España tuvieron una intervención destacada y evitaron con sus flotas que el comercio inglés se desarrollase normalmente. En 1780, Francia envió tropas expedicionarias, acaudilladas por el genreal Rochambeau, y este ejército, unido al de Washington, que operaba en las cercanías de Nueva York, y al de LA Fayette, que se encontrba en el Sur, consiguió cercar al ejército británico del Sur, cuyo jefe era el general lord Cordnwallis, y hacerle capitular en Yorktown el 19 de octubre de 1781. El 12 de abril de 1782, los adversarios aceptaron concertar un acuerdo y la Paz de Versalles fue firmada el 3 de Septiembre de 1783. En ella Gran Bretaña reconocía la Independencia de los Estados Unidos.
Como se puede dar cuenta el lector, en la crónica anterior no aparece un vinculo preciso en torno a la utilización del Mosquete... a decir verdad la narrativa indica un marco de referencia socio-político breve y se dejan de lado los combates... En ese sentido la película El Patriota es una fuente alternativa. Por ello se sugiere un tipo de comparativo por parte del lector del artículo enciclópedico en Línea en torno a ambos temas. Entonces:
Mosquete en Wikipedia (En Línea) Disponible https://es.wikipedia.org/wiki/Mosquete Consulta 31/XI/2022.
Mosquete
Mosquetes y bayonetas a bordo de la fragata Grand Turk.
El mosquete es un arma de fuego de infantería que se empleó desde el siglo xvi hasta el siglo xix, caracterizada por cargarse a través de la boca del cañón (avancarga).1 Las distintas tecnologías de disparo incluyen, de más antiguo a más moderno, la mecha, la rueda, el pedernal y la cápsula fulminante.
A mediados del siglo xvi, este tipo de mosquete desapareció gradualmente a medida que disminuyó el uso de armaduras pesadas, pero "mosquete" continuó como el término genérico para las armas largas de ánima lisa hasta mediados del siglo xix.2 A su vez, este estilo de mosquete se retiró en el siglo xix cuando se hicieron comunes los mosquetes estriados (simplemente llamados "fusiles" en la terminología moderna) usando la bala Minié (inventada por Claude-Étienne Minié en 1849).3 El desarrollo de las armas de fuego de retrocarga que utilizan cartuchos autónomos (introducido por Casimir Lefaucheux en 1835) y el primer fusil de repetición confiable producido por Winchester Repeating Arms Company en 1860 también condujo a su desaparición.4 Cuando los fusiles de repetición se volvieron comunes, se los conocía simplemente como "fusiles", lo que puso fin a la era del mosquete.
Surgió como evolución del arcabuz y su cañón mide hasta metro y medio. Era grande y pesado y se necesitaba una horquilla para apoyarlo si se quería apuntar de manera correcta. Debido a esto y a su menor precio, el arcabuz siguió usándose también durante el siglo xvii. Más tarde fue evolucionando a modelos más ligeros, que se impusieron definitivamente con el siglo xviii. El mosquete usaba balas el doble de pesadas que el arcabuz, con el lógico aumento del poder de detención. Su alcance efectivo era de igual manera mayor. Solía dispararse a unos 50 metros, aunque en teoría su alcance eficaz rozaba los 100, frente a los 50 metros del arcabuz, que solía dispararse a 25 metros o menos.
A partir de mediados del siglo xvii, deja de usarse la llave de mecha y se emplea un sistema de disparo en teoría muy similar, pero en la práctica mucho más moderno para la época, puesto que incorporaba una llave de chispa asistida por un pedernal, permitiendo una mayor velocidad de disparo y eliminando la engorrosa mecha del arcabuz.
Evolución
Aunque se desconozca quién lo hizo, el arcabuz y el mosquete son armas de avancarga muy parecidas, en origen representaban dos conceptos de guerra distintos. El arcabuz era un arma ligera, algo más manejable que el mosquete, lo que permitía a sus usuarios operar, en términos actuales, como infantería ligera: tropa con amplia capacidad de maniobra de uso múltiple.
Véase también
Arcabuz
Mosquete Charleville
Mosquete Nock
Mosquete Potzdam
Referencias
Arnold, 2001, p. 75-78.
Adle, 2003, p. 475.
Willbanks, 2004, p. 12.
Willbanks, 2004, p. 15, 17.
Bibliografía
Adle, Chahryar (2003). History of Civilizations of Central Asia: Development in Contrast: from the Sixteenth to the Mid-Nineteenth Century.
Arnold, Thomas (2001). The Renaissance at War. Cassell & Co. ISBN 0-304-35270-5.
Willbanks, James H. (2004). Machine guns: an illustrated history of their impact. ABC-CLIO, Inc.