Poetas
y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de
aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación,
porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos
convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de
nuestra soledad.
Gabo en Ceremonia del Premio Nobel de Literatura
(..) Macondo era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la cólera del huracán bíblico (Cien Años de Soledad)
Segun Wikipedia, Macondo es el pueblo ficticio descrito en las novelas Cien años de soledad, Los funerales de la Mamá Grande, La hojarasca, La mala hora, El coronel no tiene quien le escriba y Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo de Gabo. Se dice que ha habido iniciativas políticas para intentar rebautizar con ese nombre a alguna ciudad buscando reactivar su economía (sin éxito).Según García Márquez, el término Macondo procede del griego, acercándose al latín. En su libro Gabriel García Márquez: El viaje a la semilla, la biografía, Dasso Saldívar da hasta cuatro versiones del origen de la palabra macondo (págs. 115-117):
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La primera, y al parecer la
más importante, señala que Macondo era el nombre de la hacienda Nuestra Señora del Espíritu
Santo de Aracataca, propiedad de Manuel Dávila
García, ubicada sobre el río
Sevilla, cerca del pueblo homónimo.
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Del mismo modo, se señala
que Macondo, y al parecer este sería el origen de la palabra en tierras
americanas, es un fitónimo de origen bantú para plátano. Macondo provendría de makonde, que es el
plural de likonde, voz con la que se designa al fruto prenominado en la milenaria
lengua centroafricana y que literalmente significa ‘alimento del diablo’. Sin embargo, en la región
del Caribe colombiana este nombre pasó con el tiempo a designar a un tipo de
árbol (Cavanillesia platanifolia), de madera muy apreciada en la región y que fue sometido a sobreexplotación, habiéndosele confinado en
la Sierra Nevada de Santa Marta para comienzos del siglo XX. Al respecto, el nombre de la hacienda de la United Fruit se
debió a la presencia de dos famosos ejemplares de este árbol en dicha finca.
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Asimismo, se afirma que
existía un poblado en el municipio de Pivijay con el nombre Macondo. Saldívar
no es claro al respecto de señalar si existe una relación entre la hacienda de
ese nombre y el pueblo que se formó en Pivijay, pero deja entrever que existe
una relación de proximidad física entre poblado y finca, lo que podría insinuar
una traslación del nombre del uno para la otra; ya que afirma que el
asentamiento humano es anterior a la hacienda (pág. 116).
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Finalmente, Macondo es el
nombre de un juego de azar común en las fiestas de la región. Se lo describe como una
suerte de bingo que se jugaba con un trompo o pirinola que llevaba grabadas seis figuras en sus costados, una de ellas,
y con la que se vencía en el juego, era justamente el grabado de un árbol
macondo, de ahí el origen del nombre del juego.
También se ha sugerido que Macondo podría provenir de la unión de cóndo’ (forma en que se pronuncia cóndor en el español caribeño) al prefijo ma-, usado en muchas lenguas africanas para formar plurales. Por lo tanto, Macondo significaría ‘cóndores’.
La más acertada podría referirse a la descrita por el mismo Gabriel García Márquez en su autobiografía Vivir para contarla (2002) señala que «Macondo» era el nombre de una finca bananera cercana a Aracataca y que, sin tener certeza de su origen, le llamó la atención desde niño pero solo de adulto descubrió que era por su sonoridad poética. La villa de Macondo fue fundada por José Arcadio Buendía y los miembros de su expedición; formada por varios amigos, sus esposas e hijos. Su objetivo era cruzar las montañas en dirección oeste en busca de una salida al mar. El sitio de fundación fue aquel lugar donde una noche, tras haber deambulado durante 26 meses, José Arcadio Buendía soñó con una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo cuyo nombre era Macondo. Macondo fue construido a orillas de un río «con un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos». Está al oeste de Riohacha, separada por una sierra casi impenetrable. Al sur la villa limita con las ciénagas y pantanos cubiertos «de una eterna nata vegetal»; al oeste se encuentra la Ciénaga Grande, que según los relatos de los gitanos que visitan Macondo cada año, es una extensión acuática sin horizontes y está habitada por cetáceos de piel delicada con torso y cabeza de mujer y causan la ruina de los marineros. Al norte, una expedición formada por su fundador primero se encontró con un terreno dócil, pero luego por mucho tiempo caminaron por pantano y selva tupida, hasta que encontraron agua, por lo que se llegó a creer que Macondo era una península.