11.3.24

Las relaciones hombre-coyote y hombre-jaguar en la cosmogonía tolteca

 Ahora bien, el evento está relacionado con una Exposición llevada a cabo en el Museo Nacional de Antropología e Historia a cargo del INAH durante 2011 que contó con la participación del Dr. Stephen Castillo Bernal. Existe un artículo detallado en línea. En ese sentido procuraré mostrar brevemente una serie de notas obtenidas de la exposición. Cabe señalar que mis referencias como reportero cultural son mínimas y no cuento con las herramientas suficientes para determinar una exposición detallada relacionada con la visita a un museo, como se podría pensar.

En un primer momento he desarrollado una serie de Ideas Clave: Otorgar sentido a los fenómenos y entidades en la naturaleza para legitimarse en el cosmos a través de sucesos benignos. Tomar en cuenta la ciencia empírica en la sociedad primitiva a través del ensayo/error. La exposición muestra el estudio de Jorge Acosta en cuanto a Tula, el corral, cabeza de coyote 900-1250 D.C. Al igual que la ferocidad, valentía y arte de matar tolteca. El jaguar es una representación de obscuridad, inframundo, tierra, cielo estrellado y guerreros valientes. También es un compañero espiritual, así como un alter ego.

 

De igual manera es necesario un tipo de Introducción en relación al evento. En relación a los toltecas sabemos que su enseñanza se encuentra adscrita dentro de los primeros temas de los libros de texto de Historia a Nivel Primaria en el apartado relacionado con Mesoamérica. Según el libro de Historia Universal (Antigüedad y Edad Media) de Appendini y Zavala (1963) en el apartado de “Culturas aborígenes americanas y oceánicas”:

El estado tolteca, cuyo centro fue Tollpan, hoy Tula, en el estado de Hidalgo, surgió en el siglo IX d.J.C. y su poderío abarcó dos siglos. Su influjo irradió desde los valles de México y Puebla hasta Yucatán y Centroamérica. La base de la economía tolteca fue la agricultura. Cultivaron el maíz, el frijol, el chile, el maguey. Sus dioses principales fueron el Sol, la Luna, Venus, Tláloc y Quetzalcóatl. Entre los artesanos se destacaron los arquitectos, los mecánicos, los escultores. Sus esculturas van desde las pequeñas, de barro, hasta las monolíticas de Tula. La cerámica es lisa o decorada y artísticamente policromada. Para la molienda del maíz y otros frutos y semillas utilizaron el metate o molino de piedra; para hilar, el huso o malacate; para cortar, cuchillos de hueso, piedra y obsidiana. El uso del baño de vapor, o temascal, no sólo era una práctica higiénica, sino religiosa.

 

A pesar de que existen elementos de estudio sociológico en los planteamientos anteriores no considero propio desarrollar dicha ciencia para determinar aspectos importantes de la exposición. Considero que será oportuno avocarnos a la Antropología Filosófica y la Historia. En ese sentido, utilizaré un marco de referencia histórico-filosófico para introducirnos al tema y tomando en consideración las “ideas clave”. Por ello se dice que el pensamiento prefilosófico  estaba relacionado con el “pensamiento mágico” algunos sociólogos como Comte consideran también éste tipo de planteamientos como el estadio social primigenio (de 3) considerado de tipo Metafísico. El pensamiento mágico ve a los objetos como fuerzas vivas, dotados de voluntad y deseos. Ahí, todo tiene voluntad propia. Todas las cosas son un tú y como se tratará de otra persona y no de un objeto. También, las relaciones entre las cosas son iguales que las relaciones entre los seres humanos: simpatía y empatía. Esto implica una reflexión lineal como sustento científico. Ahí, se dice que un encuentro con la realidad exterior implica un encuentro del hombre consigo mismo. El conocimiento de los objetos se lleva a cabo juntamente con un conocimiento del hombre como sujeto. Cuando el hombre, a partir de su conocimiento que tiene de las cosas, reflexiona a) sobre su mismo acto de conocer; b) sobre sí mismo como sujeto que conoce; c) y sobre la relación íntima que en el fondo existe entre su propio ser y el ser de las cosas, hace entonces filosofía. Tomando en cuenta el título de la exposición es posible expresar la reflexión lineal mediante la siguiente gráfica:

HàCàJàT

H es el hombre que conoce. C (Coyote), J (Jaguar), T(Tolteca) que son una realidad que el hombre va conocido desde la perspectiva de sus causas, cada vez con mayor profundidad. Otros más podrían considerar otra gráfica de la reflexión oblicua:

 

ßß<

              HàCàJàTàCosmogonía

H es el hombre que conoce. Un encuentro con la realidad significa un encuentro del hombre consigo mismo. El hombre reflexiona:

1.         Sobre su acto de conocer;

2.       Sobre sí mismo;

3.       Sobre la relación que él guarda para con la realidad.

 

Por otra parte, la palabra “sensible” se deriva del vocablo “sentido”, término con el que designamos los órganos de nuestro cuerpo a través de los cuales logramos establecer la comunicación entre nosotros y el mundo que nos rodea. Nuestra cultura occidental habla de cinco sentidos externos: el tácto, el olfato, el gusto, la vista y el oído… De la realidad espiritual sólo se puede hablar empleando imágenes del mundo sensible.

 

En ese sentido, no existe algún parámetro de análisis similar de acuerdo al contexto, aunque podríamos tomar en cuenta algunos filósofos presocráticos para continuar con una tentativa de Marco Referencial para la exposición. Ahí Demócrito (Siglo V A.C.) decía “No sabemos nada, la verdad está en lo profundo”. Heraclito de Efeso “El obscuro” pensaba que “lo mismo es vida y muerte, velar y dormir, juventud y vejez; aquellas cosas se cambian en éstas y éstas en aquéllas”. De igual manera, Tales de Mileto propuso que  el fundamento de todas las cosas es el agua. Empedócles consideraba que existían 4 elementos constitutivos de las cosas: agua, aire, tierra y fuego. De esos 4 elementos combinados en medida, forma y proposición diferentes proceden todos los seres. Las diferentes combinaciones se producen por el impulso de dos fuerzas cósmicas, incesantes y antagónicas: el amor (Eros, filia) y el odio, o discordia, que actúan sobre los 4 elementos agrupándolos o disgregándolos alternativamente, en cumplimiento de una ley cíclica.

 

Bajo estas referencias podremos establecer otro planteamiento más para tratar de entender la actividad se trata del “Mito”.  Este es considerado una leyenda, una fábula, tradición ficción que se distingue del hecho, de aquí su complejidad sociológica. Se trata de un relato de los tiempos fabulosos y heroicos de sentido generalmente simbólico: mitos griegos. Existe también el relato alegórico basado en una generalidad histórica, filosófica o física: el mito solar. Cosa que no tiene realidad concreta. Según el Diccionario de Filosofía Abreviado, un mito es un relato de algo fabuloso que se supone acontecido en un pasado remoto y casi siempre impreciso. Pueden referirse a grandes hechos heroicos que con frecuencia son considerados como el fundamento y el comienzo de la historia de una comunidad o del género humano en general. Pueden tener género humano en general. Pueden tener como contenido fenómenos naturales, en cuyo caso suelen ser presentados en forma alegórica. Muy a menudo los mitos comportan la personificación de cosas o acontecimientos. Cuando el mito es tomado alegóricamente se convierte en un relato que tiene 2 aspectos, ambos igualmente necesarios: el ficticio (consiste, de hecho, no ha ocurrido lo que dice el relato mítico) y lo real (de algún modo, lo que dice el relato mítico, corresponde a la realidad). El mito es como un relato de que podría haber ocurrido si la realidad coincidiera con el paradigma de la realidad . En el mito las aventuras proceden del saber popular. Surge una ciega exaltación de la vida ciega, a la que se entrega la praxis también ciega que oprime todo lo viviente.  En el terreno antropológico es una fábula aunque se dice que tiene una influenza religiosa cuya característica principal es la transmisión oral, aunque a veces se consigne, más tarde por escrito. Los mitos emanan de una sociedad y llevan los ecos de sus estructuras, que a veces legitiman. Toda orden social conocido se mantiene unido por un sistema de mitos. Hay quienes señalan que se trata también de un modelo histórico (gr. Mythos, fábula). También se dice que las modernas revelaciones de las mitologías de América complicaron el problema y crearon una mitología comparada que ha intentado clasificar y explicar el origen de estas creencias. Se han pretendido explicarlas ya por una tradición común, de origen oriental, ya por el estado psicológico del hombre primitivo, que tenía tendencia a fiarse únicamente del testimonio de sus sentidos y para quien todo cuanto estaba dotado de movimiento o de fuerza, como el sol, los elementos, estaba provisto de una vida análoga nuestra (antropomorfismo). En sus migraciones, los pueblos primitivos llevaron consigo sus mitos, lo que explica la difusión de algunos de ellos y su modificación en contacto con otros cultos.  Algunos intelectuales como Octavio Paz consideran que el mito en la poesía está determinado por la traducción, la trasmutación y la resurrección.  Otros más establecen que para el desarrollo de teorías histórico-arqueológicas es necesario tomar en cuenta las cuestiones míticas (los eruditos, alucinados por los mitos, quisieron ver en ellos, el origen de la religión: a) Teoría del Fraude –Fontenelle, Voltaire, b) Teoría simbólica –Fr. Creuzer, c) Teoría de las leyendas nacionales –CO. Müller). En ese sentido, la angustia humana explica las mitologías de la Antigüedad y, del mismo modo, los mitos que encontramos entre los pueblos actuales, impropiamente llamados “primitivos”. Estos mitos podrán parecernos extraños, desconcertantes o de una ingenuidad casi infantil. Pero hay que comprender el valor humano que encierran y el hecho de que, durante siglos y en toda la Tierra, han confortado y exaltado a millones de almas formando parte integrante de la espiritualidad humana. Tampoco puede olvidarse cuan frecuentemente han inspirado el arte y la poesía. Reciben el nombre de mitos las invenciones tradicionales y legendarias que intentan explicar ciertos acontecimientos de modo sobrenatural. La palabra mitología se refiere al conjunto de los que han imaginado los distintos pueblos o, en general, a la ciencia que los estudia. La mitología de un pueblo es diferente de la religión, aunque suelen estar estrechamente ligadas, ya que es tan grande la tendencia mítica de la humanidad que pueden encontrarse embriones de aquélla incluso en las religiones más primitivas (Fetichismo, animismo) o en las más espiritualistas, como el budismo, en las que figuran tradiciones y leyendas de carácter claramente mitológico. Se dice que como ciencia, la mitología suscita dos problemas: el del origen de los mitos y el del significado de éstos. Muchas explicaciones han sido propuestas en el curso de la historia sobre el origen, pero ninguna teoría llega a ser completamente satisfactoria. El problema de cuál es el contenido primordial ha recibido también diversas soluciones. Se admite que los mitos expresa n fenómenos de la naturaleza, pero se trata de precisar cuáles son estos. Para unos, simbolizan los fenómenos regulares y periódicos (sucesión del día y la noche, aparición y desaparición del Sol) para otros se refieren a los fenómenos meteorológicos irregulares (Tempestades, borrascas, relámpagos, etc.) o son un emblema de la vegetación y el fuego. Mientras tantos cabe recordar que el estudio empírico de la historia advierte que los mitos pueden no ser verdaderos en lo que cuentan, pero que son verdaderos en otro sentido: en que cuentan, algo realmente acontecido en la historia, es decir, la creencia en mitos. Los mitos fueron considerados como hechos históricos: su verdad en una verdad histórica. En la época contemporánea el mito como elemento posible, y en todo caso ilustrativo, de la historia humana y de ciertas formas de comunidad humana. El mito no siempre es objeto de pura investigación empírico-descriptiva ni es tampoco una manifestación histórica de ningún absoluto: es modo de ser o forma de una conciencia distinto al análisis empírico o por metafísico pero con un significado epistemológico grande. La conciencia mítica es una de las formas de la conciencia humana a través del examen de los mitos que ilumina la estructura de tal conciencia. La conciencia mítica está determinada por la conciencia y la cultura. Existe una necesidad de la conciencia cultural. Los mitos pueden ser considerados como supuestos culturales. En el caso concreto de la región Le Clezio señala que los mitos no son algo exclusivo de los pueblos prehispánicos, son algo inherente a cada persona. También, la angustia humana explica las mitologías de la Antigüedad por medio del imaginario social. Existe un valor humano en esto a través del arte y la poesía. Los mitos son invenciones tradicionales o legendarias que intentaran explicar ciertos acontecimientos de modo sobrenatural.

 

Es a partir de aquí donde tomamos en cuenta la cuestión simbólica, el símbolo. Entonces simbolizar los fenómenos regulares y periódicos es a través de la sucesión del día y la noche o de la aparición y desaparición del sol, mientras que hacer lo propio en los fenómenos meteorológicos irregulares es a través de las tempestades, borrascas y relámpagos. Emblema de la vegetación y el fuego.

 

Los últimos componentes están representados a profundidad y como se leerá a lo largo de la exposición a través de los planteamientos  por Claude Levy-Strauss en “El estudio estructural del mito” dentro del Journal of American. Ahí, el mito como el resto del lenguaje es formado por unidades constituyentes que deben ser identificados, aislados y relacionados que deploran una red de significados. Esto da paso a una cuestión importante y que será tomada en cuenta a plenitud de nuestra parte, el “fenómeno cultural” producto de un sistema de significación que se define sólo en relación con otros elementos dentro del sistema que dicta significados. En dicho fenómeno cultural el análisis estructural toma en consideración todas las variantes halladas en el estudio del fenómeno determinado. Para ello Existe un espacio conceptual entre la Sociología y la Filosofía mediatizado por la crítica literaria a través del “estructuralismo” en donde es posible identificar y definir las reglas y limitaciones en el seno de las cuales y en virtud, el significado es generado y comunicado. También existe un código de significación: arbitrario e indispensable para aprehender la realidad. El método inmanente no mira en el exterior para explicar los fenómenos culturales. Elimina la búsqueda de autenticidad donde se encuentran diferentes versiones de un mito. Se necesita interpretar el funcionamiento de la mente también. Por ello la teoría kantiana de los procesos de pensamiento queda así demostrada a posteriori por la investigación antropológica y con culturas primitivas, culturas científicas y un todo estructural idéntico. Para todo ello es útil el estudio de la narrativa.

 

Filmografía recomendada:

·         Tula: El espejo del cielo. Gobierno del Estado de Hgo., PRO.

·         Tula A.C. y et. Al. México (2003). 47 min.

·         Mel Gibson (Dir.) Apocalypto (Film). Durante el declive del imperio Maya, los líderes insisten que para regresar a la prosperidad es necesario construir más templos, además de ofrecer sacrificios. Jaguar Paw, es un hombre joven elegido para uno de los sacrificios e intentará evadir su destino de cualquier forma.

 

En torno al artículo me permito discrepar en algunos conceptos. De esa manera como señalé en la parte introductoria, no es considerada la Sociología como ciencia de análisis, lo anterior debido a la noción que se tiene de “Sociedad” y “Civilizacion” en donde ésta última está relacionada al contexto histórico que se pretende estudiar pero que abarca un periodo milenario para poder consolidarse. En ese sentido no es preciso hablar de “sociedad tolteca” sino más bien a través de términos antropológicos correspondientes. Lo mismo sucede cuando se habla de “ideología”. Mientras tanto, siguiendo el modelo para determinar la estructura del mito de Levi-Strauss y en relación a la cosmovisión tolteca, el Premio Nobel de Literatura JGLe Clezio tiene un texto relacionado y otros apartados más donde se hace referencia a ello, lo anterior de manera compleja a través de Mesoamérica y no en concreto de la cultura tolteca.

Respecto a la Bibliografía del Artículo he tenido acceso a 2 autores. Se trata de Ernst Cassirer y Cleeford Gertz. Éste último con la lectura en cuestión. Se trata de un par de antropólogos importantes. La lectura de Gertz ha sido primordial  en cuanto a la denominada “descripción densa” para determinar reportes en diversos momentos.  Al respecto, existe un artículo de Aura Ponce de León publicado en mayo de 1999 que plasma de manera precisa sus aportaciones bajo el título de ¿Todo relativismo es un enfoque indeseable en las ciencias del hombre? Clifford Geertz y la defensa de la singularidad.

 

En el primer párrafo se hace referencia a lo que los sociólogos denominan "Subjetividad y Vida Cotidiana". En ese sentido, la subjetividad es singular y emergente, relación producida y productora. La subjetividad se construye y constituye en las estructuras vinculares que la trascienden y que conceptualiza en términos de ámbitos grupales, institucionales y comunitarios. Estas estructuras son autónomas e independientes al mismo tiempo. De esa forma, la naturaleza es una fuente de moral interior lo que (Curiosamente) representa una alineación no sólo social sino cósmica.

La otredad es también considerada la alteridad, relacionada con una interpretación social del conocimiento humano a través de escenarios de vida similares en el aspecto espiritual.

Al mismo tiempo, los investigadores pretenden establecer a la guerra como el vínculo social y simbólico entre los coyotes y jaguares con ciertos sectores toltecas.  De igual manera pretenden establecer ciertos parámetros de análisis conductual y funcional de los sacerdotes prehispánicos. En ese sentido, el trabajo antropológico es inevitable, puesto que junto con los arqueólogos y los historiadores han podido determinar ciertas características de la sociedad prehispánica. Aun así dado el periodo en el que se desarrollaron la guerra fungía también como un rito, un tipo de ambivalencia abstracta que nutría al cosmos dentro del imaginario indígena. Por ello él mismo INAH considera que "la guerra en el México antiguo" se caracterizó por guerreros y fortalezas. "La actividad bélica, era casi el único camino para el ascenso social, pues el guerrero que se distinguía en combate se le ascendía en la jerarquía castrense y era objeto de diversos privilegios".